¿Qué pasa cuando una obra rompe con la teatralidad? El público no tiene nada que ver, los actores, nada que decir. ¿Qué sucede cuando el verdadero espectáculo ocurre en la sala de al lado y el público tiene que imaginárselo? ¿Cuándo en una escena todos los actores están completamente de espaldas?

Eso es Pervertimento, del español José Sanchis Sinisterra, la nueva propuesta del Teatro Ensayo Gestus. Tras 22 años en la escena guayaquileña, Gestus se ha encasillado en una sola fórmula teatral. Luego de hacer la comedia costumbrista Contigo pan y cebolla, se replanteó a Sanchis, uno de sus autores preferidos –el grupo le tuvo un acercamiento con Breverías de mujeres, hace 10 años.

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Ahora realiza este montaje, ideado por Virgilio Valero y los cubanos Bernardo Menéndez y Raquel González.

De las 15 piezas que incluye el texto original de Pervertimento y otros gestos para nada, Gestus escogió ocho. Su reto fue plantearse un montaje que hablara de la relación del actor con el texto, del texto con el personaje y este último con el actor.

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Un texto indirecto que permite amplias lecturas, que brinda interpretaciones heterogéneas y requiere de un decodificador mucho más atento.

Podríamos catalogar esta obra como un juego existencialista, cuyo texto cobra vida independiente, como la voz del autor cuestionándose su misma trascendencia. Los personajes-actores reflexionan sobre su existencia en escena, la presencia y la no presencia.

La obra, estructurada como mosaico, de dramaturgia segmentada, es un rompecabezas que solo se arma y tiene sentido en la mente de cada uno de los espectadores, y estos, a su vez, llenan sus vacíos (deliberados) con sus propios referentes e historias personales.

Si bien esta metatextualidad no vuelve el montaje inescrutable con referentes ajenos al público, tampoco cae en lo facilista brindando todas las concesiones para gustar.

El público es un personaje más de la obra, un elemento activo al que se le atribuyen muchas “máscaras”, adoptando varios roles, participa, es incomodado, siente curiosidad, imagina, fisgonea y hasta por un rato se convierte en voyeur.

La Real Academia de la Lengua define pervertir como perturbar el orden o estado de las cosas. El primer rol perturbado en esta obra es el del espectador. Pervertimento, hoy a las 20:30 en el Centro Cultural Sarao.