Mientras en Uruguay se declaró el lunes día oficial de luto, el mundo literario lloraba la muerte del escritor, poeta y ensayista uruguayo Mario Benedetti.
"Todo lo que digamos de Benedetti será poco en comparación a lo que él hizo por acercar su poesía a todos los ciudadanos", dijo Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura del gobierno de España, donde Benedetti residió durante algunos de los años de su exilio. "Hizo de su obra algo muy personal para muchos".
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"Mario perdió la batalla, nosotros, sus amigos, sus lectores, también", escribió el laureado Nobel portugués José Saramago en su blog personal. "Restará la memoria, restarán los libros, pero, en este momento, memoria y libros casi nos parecen poco. El dolor y la tristeza no se aliviarán tan pronto".
Asimismo, la Universidad de Alicante, de la que el autor uruguayo era Doctor Honoris Causa, anunció que celebrará un acto de homenaje el próximo 26 de mayo. Benedetti donó a esta institución cerca de 2.000 ejemplares de libros y películas, entre los que se encuentran algunas ediciones de gran valor ya agotadas, de la biblioteca personal de su casa de Madrid.
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"La literatura universal siente un desgarro", expresó el escritor y director de Cultura de la intendencia de Montevideo, Mauricio Rosencof.
"El dolor se dice callando", reflexionó escuetamente Eduardo Galeano, otro de los importantes literatos del Uruguay, amigo personal de Benedetti. "Era un generoso que celebraba el éxito de los demás", agregó.
En la misma línea, el cantautor español Joan Manuel Serrat declaró hoy que su amigo era, "como diría Machado, un hombre en el mejor sentido de la palabra, un hombre bueno".
Serrat, que puso música a poemas de Benedetti en 1985 en el disco "El sur también existe", recordó que ese álbum apareció, "tras las represiones de los años 70", en un momento "en el que el sur empezaba a rebelarse contra el norte después de haber sufrido mucho", para llegar a la actual América Latina donde "no mandan ni los ejércitos ni Estados Unidos".
"Montevideo no será lo mismo sin él", admitió, "nos deja con el corazón un poco más desconchado", pero "Benedetti no nos dejará nunca, siempre estarán sus poesías".
En Cuba, que Benedetti consideraba una suerte de polo ideológico de su vida, el deceso cayó como un balde de agua fría.
El autor defendió sin claudicaciones el régimen castrista, con lo que políticamente marcó divisiones, aunque últimamente preferia no emitir opinión.
El periódico oficial Granma afirmó que las letras lloran por su pérdida. Y la Casa de las Américas, una de las instituciones culturales más reconocidas del continente y que el mismo Benedetti ayudó a prestigiar, informó que mañana realizará un acto en memoria del narrador.