A sus 70 años, Francis Ford Coppola, aclamado por la dirección de cintas magistrales como Apocalypse Now y la exitosa saga de El Padrino, afirmó ayer en Cannes que su carrera ha llegado finalmente donde él siempre soñó: a filmar sus propios guiones, con dinero de su bolsillo, sin intervención ni imposición alguna de financistas. Tetro, su reciente entrega, rodada en Argentina en blanco y negro, con video digital y un presupuesto reducido, es fruto de su nueva faceta como outsider independiente. Este monstruo sagrado del cine fue recibido en la Croisette con ovaciones. Pero su flamante esfuerzo cinematográfico, con el que inauguró la Quincena de los Realizadores, es otro título más de su lista de osadías artísticas, provocando desilusión y escepticismo de la crítica internacional.
En Tetro, Coppola se enfoca en dos hermanos, hijos de un célebre músico (Klaus Maria Brandauer). El mayor (Vincent Gallo) ha roto todo vínculo con su familia desde hace años; el menor (Alden Ehrenreich, clon de Di Caprio) busca restablecer una conexión afectiva. Ambos se reencuentran en Buenos Aires, donde el primero vive con su esposa Miranda (Maribel Verdú).