Cuando uno quiere una hamburguesa, tiene que comer una hamburguesa. Con eso en mente, el presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden se dieron un corto pero sorpresivo viaje con todo y sus caravanas, desde la Casa Blanca a Virginia, para visitar un pequeño restaurante de hamburguesas llamado Rays Hell Burger.

Obama y Biden fueron al mostrador donde se cocinaba la carne y ordenaron dos hamburguesas. Cada uno de ellos sacó dinero del bolsillo y pagó. Entonces esperaron en fila, como todo el mundo.

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El restaurante, que se enorgullece de cocinar unas excelentes hamburguesas de 280 gramos, está en una pequeña plaza comercial en Arlington. Cada hamburguesa cuesta 6,95 dólares.

Reduce gastos
Mientras, un total de 121 recortes por 17.000 millones de dólares propuso ayer el presidente Obama en el presupuesto del 2010,  al afirmar que su país no se puede permitir “gastar como si los déficits no importaran”.

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Entre los recortes previstos están la eliminación de programas de armamento, disminución de presupuestos en limpieza de minas abandonadas o la retirada de un programa para navegación por radio, obsoleto por la tecnología por satélite y eliminación de puestos.

El Congreso ya ha aprobado un presupuesto de 3,4 billones de dólares, que según los cálculos, elevará el déficit fiscal estadounidense a cerca de 1,8 billones de dólares. Obama se comprometió a reducir a la mitad ese déficit en un plazo de cuatro años. Sin embargo, aumenta la dotación para otros, como la vigilancia en la zona fronteriza con México.