Entre cigarrillos y shows en los bares bohemios del distrito colonial limeño de Barranco, en Perú, Ariel Varela, antes Ana María Varela, quiere dejar atrás la polémica generada luego de su cambio de sexo y las declaraciones de su ex esposo, el actor Johnny Shapiro.

Entre la espesa neblina de la madrugada y en el bar Virgen de Guadalupe, como escenario de la entrevista,  Ariel evoca su tiempo en Guayaquil, el  calor de esta  ciudad   en la que vivió muchos años y “el querido pan de yuca en las esquinas”.

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Aunque no descarta la idea de regresar a la actuación, actualmente está enfocado en su carrera como cantante, por lo cual  alista su álbum como solista para el próximo año.

No teme que a su público le moleste su verdadera persona. Está convencido de que le gustará y de que tendrá éxito, porque “artista bueno es siempre bueno”, refiere.

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Planea regresar al Ecuador a difundir su producción discográfica,  a la cual denominará Vacío interior, al igual que su último monólogo en Perú.

Este incluirá canciones inéditas basadas en su experiencia en Ecuador y el papel estelar en su vida, interpretando a  Ana María Varela, que luego abandonó para ser Ariel.

Ahora está vinculado a la cadena televisiva internacional Univisión. Por su trabajo en producción y como activista de los derechos de los transexuales viajará en los próximos días a Miami, Estados Unidos,  para participar en el programa ‘Don Francisco’.

Su vida es agitada, al punto que para este diálogo hubo que seguirlo en los cinco recitales que tuvo aquella noche, donde interpretó temas de Joaquín Sabina y Alejandro Lerner.

Ariel dice no molestarle contar sus planes de cambio de sexo y explica que piensa viajar a España a realizarse una operación, antes del último cambio, que es la faloplastia.

Entre sus recuerdos están intactas las clases de actuación que  impartía junto a su padre, el actor   Raúl Varela.

Sus rasgos masculinos de la actualidad parecen olvidar a la dulce mujer que interpretaba papeles estelares en novelas internacionales, como Pura sangre y Cosas del amor. Ahora, su familia, la música y el cigarrillo ocupan gran parte de su vida y sus noches.