Que la novia debe acentuar en el traje su personalidad y que debe lucir sencilla de líneas depuradas y elegantes, sin exceso de ornamentación, fueron dos de las recomendaciones que los diseñadores españoles Elio Berhanyer y Javier Larrainzar hicieron en la última jornada del desfile de Cibeles, que desde el jueves hasta el domingo pasados se realizó en Madrid.
En esta primera edición de Cibeles Madrid Novia, organizada como parte de la séptima edición del Encuentro Internacional de Moda Nupcial Puerta de Europa, se efectuaron 18 desfiles donde se presentaron propuestas nupciales de creativos y firmas como Devota y Lomba, Duyos, Petro Valverde y Hanníbal Laguna.
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A pesar de la diferencia entre las colecciones, la tendencia general entre los modistos fue la ausencia de artificios y la necesidad de que la novia luzca elegante, sofisticada y femenina, pero esencialmente cómoda, con una creación inspirada en su propio estilo.
En su propuesta, Berhanyer, por ejemplo, llevó a escena una fusión de estilos con colores que van del blanco roto (por las gotas de color) al pastel.
En su colección predominaron los diseños desmontables realizados con organzas, mikados, encajes, gasas decoradas y aplicaciones bordadas y con pedrería.
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Larrainzar, en su apuesta por las novias sencillas, eligió materiales delicados, como la muselina de seda o el mikado, confeccionados para esculpir la silueta de la novia.
Aplicaciones en cristal, delicados pliegues y encajes, “enriquecen e incrementan el valor estético de las propuestas”, expresó el domingo el diseñador.
En Cibeles Madrid Novia también cautivó la pasarela de lencería nupcial, en el que la firma Emperatriz mostró lo que define como “una colección seductora y atrevida”, compuesta por más de una veintena de piezas elaboradas con tejidos tradicionales y de última generación (tules, rasos, gasas, bordados y encajes).
Y es que según directivos de la marca, si elegir el vestido de novia resulta tan importante para la futura contrayente, no menos preocupante es escoger la ropa interior que lucirá ese gran día. De allí que los diseños presentados fueron románticos y se ajustaron en la perfección al cuerpo de la mujer.
Petro Valverde, otro de los creativos convocados, se decidió por los volúmenes y trajes etéreos. En líneas generales: diseños sobrios, cortes sencillos y escotes que dejan ver el final del hombro, con una medida calculada para destacar el cuello y el talle de la mujer.
Durante los desfiles, sus organizadores revelaron que detrás de Italia, España se sitúa como el segundo país del mundo en el que más presupuesto se dedica a la compra del vestido de novia. El precio promedio de una confección nupcial firmada por un diseñador oscila entre los 3.000 y 5.000 euros (de 3.900 a 6.600 dólares).