A pesar de rumores de una venta insuficiente de boletos amenazando cancelar el concierto y una lluvia torrencial, que incluso inundó el centro de Guayaquil, Gloria Estefan demostró que es un verdadero fenómeno social y artístico que llenó el estadio Alberto Spencer.
Las comparaciones con Madonna se limitan al poder de convocatoria, porque en dos horas de show quedó establecido que es una cantante muy superior que ofrece un concierto y no un circo.
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Respaldada por una sección percusiva de congas, tambores africanos y un timbalero fantástico, Gloria Estefan salió vestida al estilo de una rumbera clásica de la Cuba anterior a la revolución, a lo Carmen Miranda, con vestido largo de pliegues.
Cantando en inglés Rythm is going to get you enganchó al público de inmediato y en Los años que me quedan por vivir oscureció la banda, quedando solo ella iluminada, para deslumbrar afinando mientras cantaba y dejando establecidas las razones para su descomunal popularidad.
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Miami Sound Machine es el núcleo de su banda actual y su show ofrece el espectáculo visual de dos parejas en una coreografía que combina el baile latino tradicional agarradito y pasos de jazz dancing de un show escénico.
Combinando inglés y español con igual maestría hizo La flor melódica y rítmicamente, para luego hacer un recuento de sus colaboraciones a dúo con gigantes que van desde Sinatra y Pavarotti hasta Justin Timberlake y Meryl Streep en el cine.
A estas alturas el timbalero y el teclista se distinguieron poniendo un ritmo endiablado a un verdadero espectáculo. Y llegaron a Renacer, que en forma de medley se convirtió en Regresa a mí orquestada con flauta traversa.
Voy a perderte y la fantástica No será fácil completaron un cuarteto insuperable de canciones que junto a una versión de No te olvidaré la establece como la cantante más conmovedora, capaz de transmitir la nostalgia del amor y el tiempo como ninguna otra.
Vestida como cualquier chiquilla salió Emily Estefan a demostrar el talento heredado de su famosa mamá, tocando guitarra eléctrica y batería. Pero este concierto grande con un sabor muy íntimo todavía estaba vigente.
Ataviada con sombrero, Gloria hizo un tributo a la música de Carlos Santana a base de su guitarrista líder de gran talento. Oye mi canto fue lo mejor de la noche con una demostración fantástica del timbalero y en especial del trompetista para rematar haciendo Conga, su canción insignia. Uno de los mejores conciertos jamás vistos en Guayaquil.