Eran los últimos meses del régimen de León Febres-Cordero y en el país se vivía una agitación por el anuncio del juicio político contra Luis Robles Plaza, su ministro de Gobierno, acusado de violar los derechos humanos y de crear escuadrones de la muerte para desaparecer a grupos subversivos.
Uno de sus interpelantes era el entonces jefe de bloque del Partido Socialista, Diego Delgado, pero cinco días antes del inicio del proceso, el 24 de septiembre de 1987, tras cumplir su jornada en el Congreso, fue atacado en la calle por varios hombres que salieron de un auto y lo golpearon con bates, lo embarcaron en un vehículo y lo abandonaron en una quebrada.
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Su caso quedó registrado en el anuario de Amnistía Internacional de 1988.
Hoy, 21 años después, Delgado sigue convencido de que decidieron eliminarlo “porque no querían que denunciara los 114 casos de eliminación física selectiva”.
De su paso como diputado tiene una anécdota curiosa. Por apoyar la cantonización de Suscal (Cañar) la población puso su nombre a una de sus avenidas.
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El ex presidente del Congreso, Heinz Moeller, define a este socialista como un “recio luchador de causas equivocadas”.