No podíamos esperar menos. Primero fue el cómic, después los dibujos animados y luego  los juegos de video, pero sus fanáticos ya esperaban el paso a la pantalla grande. Dragon Ball Evolution es el nombre de la cinta que seguramente se convertirá en una producción de culto gracias a la fuerza de la máquina mediática que arrastra al mundo juvenil e infantil actualmente.

Pero no va más allá. Dragon Ball, la película, será lo que los medios quieran que sea, porque su tema tampoco da para mucho más. Un guión bastante hueco y actuaciones realmente irrelevantes hacen de esta producción cinematográfica un algo que los seguidores del dibujo animado deben ver para no quedarse con un vacío en su background. La novedad, quizá si se quiere encontrar alguna, es que los personajes animados cobran vida y se meten en la piel de actores de carne y hueso.

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La película fue ambientada en escenarios naturales de México y constituye una gran franquicia que tras 20 años de su aparición como manga, creación de Akira Toriyama, y luego como anime (caricatura) que sigue cautivando fanáticos ansiosos por los combates de Gokú (interpretado por Justin Chatwin) en su empeño por demostrar que el corazón es más fuerte que cualquier enemigo. Dirigido por James Wong, escritor de series televisivas como The X-Files y Millennium, además de coescritor y director de películas como Destino final y Destino final 3; este nuevo filme posee un par de bien desarrolladas escenas de acción y uno que otro buen efecto especial. Pero las cintas son la historia. El cine se hace de historias y Dragon Ball no cuenta nada nuevo ni relevante. Nada más allá de lo obvio y lo básico. Las actuaciones son solo parte del decorado exceptuando la de Chatwin que está bastante creíble y correcto, luego de él  Jamie Chung en su personificación de la novia de Gokú, también sobresale. A comprar palomitas porque esta es una película de canguil.

Dragonball, la evolución
DIRECTOR James Wong
ORIGEN  EE.UU.
INTÉRPRETES Justin Chatwin, James Marsters, Emmy Rossum.