Madison Avenue, en las oficinas de Sterling Cooper Advertising, creativos que trabajan en un aviso para Mohawk Airlines.
-Podríamos vestir a la azafata como Pocahontas.
-¿Y cómo se sentiría su esposa con eso?, -acota la única mujer del equipo.
-Viajar por aire es demasiado caro para desperdiciarlo en tu esposa, -responde rápido alguien (risas).
-Quieres subirte al avión para ver la insinuación del muslo de una mujer, porque su falda es un poco corta. Súbanle la falda, -concluye Don Draper, el director creativo.
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Estamos en los años sesenta y sin escrúpulos. Todavía se viven las secuelas de la segunda guerra mundial, las empresas quieren posicionar sus marcas y la publicidad le empieza a dar forma al sueño norteamericano a través del consumo y el placer. Esto es Mad Men, la nueva serie de culto en los Estados Unidos, una producción diferente, sin efectos especiales pretenciosos, sobria y elegante, soportada por excelentes diálogos y una clara demarcación de perfiles que le permite manejar atractivos conflictos en distintos niveles. ¿De qué se trata?
De las historias profesionales y personales de los empleados de una importante agencia publicitaria en medio del Nueva York de los sesenta.
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Creada por Matthew Weiner, escritor y productor de Los Sopranos, y protagonizada por un grupo interesante de actores: Jon Hamm (Don Draper, director creativo estrella), Vincent Kartheiser (Pete Campbell, ambicioso ejecutivo de cuentas que hará lo que sea por escalar posiciones), January Jones (Betty Draper, la linda y perfecta esposa de Don Draper) y una serie de personajes bien perfilados que van desde los antagónicos socios dueños de la agencia hasta las secretarias, testigos y encubridoras de las aventuras y deslices de sus jefes, y las mujeres y familias de los empleados y clientes.
¿Por qué ver esta serie?
Primero, por la impecable reconstrucción de la época. Las escenografías, peinados y vestidos son parte del extremo cuidado en los detalles, lo que sumado a una dirección de arte y fotografía digna del mejor comercial nos permite redescubrir una época que se estaba estereotipando con las imágenes del rock and roll, las chaquetas de cuero y las cafeterías de adolescentes.
Estéticamente es una obra de arte y eso ya es suficiente motivo para verla. A esto se suma una reproducción sin prejuicios de una sociedad marcada por el doble estándar, donde el sueño norteamericano, representado por la esposa perfecta y servicial, los hijos educados y peinaditos y los hombres perfectamente afeitados, se contrasta con un machismo sin asco, discriminación, infidelidades, excesos, traiciones, ambiciones desmedidas y mucho tabaco y alcohol.
Para los que conocen de publicidad y el funcionamiento de las agencias, es una delicia por la recreación de los viejos tiempos, los de David Ogilvy y Bill Bernbach, con avisos de textos simples y directos. Es muy gracioso ver las escenas de presentación de campaña, los conflictos con los clientes, las rivalidades y roces entre los equipos creativos y de cuentas, el nacimiento de las duplas, entre otras. De alguna manera se intenta revivir el lado bueno y el lado oscuro de una de las épocas más poderosas de la publicidad.
Para aquellos cuyo más próximo acercamiento a la labor de un publicista fueron los capítulos de Hechizada y los inocentes avisos de Darrin Stephens, se toparán con un mundo fascinante y truculento, bien elaborado, donde serán testigos de la recreación de procesos creativos, del manejo de cuentas reales como Lucky Strike, Pepsi y la campaña para la candidatura a la presidencia de Nixon y de torcidas relaciones y decisiones que traerán consecuencias y momentos inesperados.
En síntesis, es una serie distinta, tal vez un poco lenta para los que están acostumbrados a la pirotecnia televisiva, pero vale la pena darle una oportunidad. Ahora está en su segunda temporada y pueden verla por HBO Este, hoy a las 21:00, o a las 23:00 por HBO Oeste. Se repite los martes y sábados.
Premios
Para los viejos cracks:
Pongan atención en los elementos “antiguos”: las máquinas de escribir, las fotocopiadoras del porte de un auto, los teléfonos con disco, etcétera.
Para información:
www.amctv.com/originals/madmen/
Para ver más publicidad clásica, y nueva:
http://adsoftheworld.com/, www.latinspots.com, www.adlatina.com
Para los que quieren ver películas sobre publicidad:
“Lo que ellas quieren” (2001), con Mel Gibson. “Crazy People” (1990), con Dudley Moore.
Para los que quieren leer más historias sobre publicidad:
“13,99 euros”, de Frederic Beigbdeder, Editorial Anagrama, Barcelona; sobredimensionadas pero graciosas historias de un creativo publicitario.
La frase del día:
“No le digan a mi mamá que soy publicista, ella piensa que soy pianista en un burdel”, Jaques Séguela (publicista francés).