Cuando conoció Ecuador supo que era el país en el que quería vivir. Sus 36 años, que acababa de cumplir, habían transcurrido entre Canadá, país de donde es originaria, e Inglaterra, la patria de su madre. A Ecuador llegó de vacaciones, con una amiga ecuatoriana, y nada más recorrerlo, decidió que era aquí donde quería quedarse.

Hacía tiempo que necesitaba ese cambio. Janice Betts trabajaba como profesora de inglés en Toronto y aunque también se dedicaba al arte, a la fotografía y tocaba la batería, estaba un poco agobiada. Quería darle un nuevo rumbo a su vida, pero no se decidía. Hasta que la muerte de un ser muy querido para ella, hizo que todo lo viera claro. La vida es tan corta, pensó, y uno a veces no se decide a ser feliz.

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Habló con su mamá. Le contó que durante las vacaciones recientes había descubierto el lugar que la llenaba. Tomó su maleta, su cámara y su computadora y voló hacia el Ecuador. Se instaló en Quito, pero el frío no le gustó. Entonces puso  sus ojos en Guayaquil y los pocos amigos que tenía  la ayudaron a encontrar trabajo. “Si hay trabajo y hay calor y estoy más cerca de la playa, me cambio”, dijo.

En esta ciudad lleva casi dos años. Es donde habita y trabaja como traductora y muy pronto comenzará a dar clases en una universidad. De Guayaquil, dice, le gusta que está como en el centro de todo; y su gente, que es cálida. Desde aquí, afirma, es fácil desplazarse para diversos lugares del país, a los que viaja siempre con cámara en mano, captando toda naturaleza que la deslumbra. La flora y la fauna que le parecen de una cautivante diversidad.

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En la tarjeta de su cámara tiene miles de fotos: de Galápagos, de diferentes playas, de Guayaquil. Pero solo ha revelado unas cuantas. Y con algunas de estas armó una exposición en la galería Madera y Piedra, ubicada en el barrio Las Peñas. Son doce fotos las que exhibe: nueve de Galápagos y tres de flores. Es la primera muestra que presenta aquí, y que montó con la ayuda de amigos como Carlos Flechas, Azael Torres y otros. Es el inicio de una faceta que ella desea explorar. La impresión de sus fotografías no la realizó en Ecuador, sino en Toronto, con una técnica que, sostiene, fija mejor los colores y otorga más durabilidad al producto.

Su afición por la fotografía le viene desde hace años. Desde cuando eran de uso común las cámaras de rollos, pero el paso a la técnica digital la tiene fascinada, porque, añade, se pueden ver de inmediato las imágenes y no esperar el revelado. Y borrar las tomas que no le gustan e intentar otros encuadres y  nuevos ángulos.

Janice tiene ahora 38 años. “Ya soy vieja”, dice con una sonrisa esta mujer de cabello rubio, que ama la salsa y el reaggetón tanto como las películas y la literatura. Todavía prefiere leer libros en inglés, porque le demandan  menor esfuerzo, pero una de sus aspiraciones es leer a Gabriel García Márquez en su idioma original, del que hace poco vio una de sus novelas llevadas a la gran pantalla:  El amor en los tiempos del cólera. 

Visita con frecuencia las librerías, al igual que el cine. Y es eso lo que disfruta de Guayaquil: la posibilidad de acceder a todo lo que le gusta, porque para ella es importante la cultura, y tener también muy cerca el Malecón, que le agrada recorrerlo, o la playa o el campo.

“Necesito la mezcla de la ciudad y la naturaleza y Guayaquil la tiene”, manifiesta Janice, con un español casi perfecto. Ahora piensa en otras exposiciones. Está haciendo contactos. Señala que el próximo agosto viajará a Toronto e imprimirá más de sus fotografías.

BREVES
EN LAS PEÑAS
La muestra de fotografías que la canadiense Janice Betts exhibe en la galería Madera y Piedra (Numa Pomplio Llona 206, barrio Las Peñas) está abierta al público hasta hoy. Puede visitarse de 11:00 a 19:00. La entrada
es libre. 

EN COLOR
Exhibe doce fotografías, tomadas en Galápagos. Son imágenes de la diversa flora y fauna del archiélago, y del mar. En unas fotografías ha captado la complicidad entre las parejas de las especies que habitan las islas. O los apacibles días.