Cada cierto tiempo hay algún investigador con nuevas teorías sobre los mitos de la estética contemporánea. Ahora es el turno de Rita Wildgans y Hans Kaufmann, que vienen con la novedad de que Van Gogh no se cortó la oreja sino que la perdió en una pelea con Gauguin.
Van Goghs Ohr. Paul Gauguin und der Pakt des Schweigens (La oreja de Van Gogh. Paul Gauguin y el pacto del silencio), es el título del libro de Wildgans y Kaufmann, que ofrece una nueva versión de los hechos ocurridos en Arles (sur de Francia) en diciembre de 1888.
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Los dos autores argumentan a partir de una serie de dudas que apartan la versión generalmente aceptada de los hechos, repetida hasta la saciedad y que ha sido representada en muchas películas y obras de teatro. La base de esa versión, según el libro, es el testimonio dado por Gauguin a la policía.
Según esa versión, Van Gogh, en un ataque de locura, se habría cortado la oreja izquierda con una navaja de afeitar y luego había ido con ella a un burdel para entregársela a una prostituta y encomendarle que cuidase bien de ella. Al día siguiente, Van Gogh fue encontrado bañado en sangre, en su cama, y trasladado a un hospital cercano. Wildgans y Kaufmann consideran que la historia está llena de detalles difíciles de creer que los llevan a la conclusión de que Gauguin mintió a la policía para disimular el papel clave que había tenido en los acontecimientos de la noche anterior.
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Ante todo, la idea de un Van Gogh ensangrentado, dando una caminata nocturna hasta el burdel –a las afueras de Arles– para entregar su oreja a una prostituta que no significaba nada especial para él y después volver a casa, es algo que los dos autores consideran inverosímil.
La versión alternativa parte de un enfrentamiento entre los dos amigos, generado por la decisión de Gauguin de abandonar Arles y regresar a París. Van Gogh le habría lanzado a Gauguin un vaso en un bar y luego lo habría perseguido para tratar de persuadirlo de que se quedara en Arles.
En el enfrentamiento en la calle, Gauguin, que era un buen espadachín, habría desenfundado su daga y le habría cortado de un tajo la oreja a Van Gogh, no lejos del burdel donde posteriormente aparecería el órgano y desde donde la policía siguió un rastro de sangre que la llevó hasta la famosa casa amarilla donde vivían Van Gogh y Gauguin.
Este último, sin embargo, tras la pelea había decidido pasar la noche fuera de casa. “Usted calla y yo también lo haré”, fueron las últimas palabras de Van Gogh a Gauguin, lo que es interpretado por los dos investigadores como un pacto de silencio. Para sustentar esa hipótesis buscan rastros de un presunto sentimiento de culpa en textos y dibujos de Gauguin sobre cuya conciencia pesaría el haber precipitado a Van Gogh a la locura definitiva. Unos girasoles pintados en Tahití, como homenaje a Van Gogh, son uno de los indicios que alegan.
INTERNADO
Seis meses después de dejar la oreja en el prostíbulo de las afueras de Arles, Van Gogh fue internado en un hospital psiquiátrico en Saint Remy. En mayo de 1890 fue trasladado a Auvers-sur-Oise, donde fue puesto al cuidado del médico Paul Gauchet.
SU MUERTE
El 22 de julio del mismo año Van Gogh murió a consecuencia de las secuelas dejadas por un intento de suicidio.