En Montañita, las olas son altas y rápidas. El que va lentísimo y feliz es el tiempo. Una hora puede durar 540 minutos. Caso digno de ‘Aunque Ud. no lo crea’ de Ripley. Ocurre en Papaya Bar, sitio de entretenimiento que está ubicado en Guido Chiriboga y Rocafuerte y que atiende todos los días, desde las 16:00 hasta la 01:00.

La historia del bar comenzó cuando lo creó el guayaquileño Fernando Espinel. Al poco tiempo de abrirlo lo vendió a María y Bebe, dos canadienses que un poco antes del fenómeno El Niño de 1982 decidieron reabrirlo también como hostal y restaurante.

Publicidad

Como la papaya es una fruta con diversas resonancias eróticas, ni corto ni perezoso pregunto por la razón del nombre. “No sé qué les habrá dado, si existía un árbol de papaya por acá, pero esa fruta es buena para el estómago. La papaya te ayuda”, responde el chef peruano César Macías Mustiga, quien desde hace un año y cinco meses alquila el lugar a las propietarias canadienses.

En Lima, César Macías estudiaba Administración y Marketing hasta que un día con deseos de emigrar se preguntó: “Qué hace la gente en todas partes: Come y toma. Entonces empecé a estudiar cocina”.

Publicidad

Refiere que trabajó como chef y tuvo bares, pizzerías y restaurantes en diversos destinos turísticos peruanos hasta que arribó a Montañita en donde le han pasado mil cosas. Desde padecer de dengue hasta cocinar y alquilar diversos locales. Así se fue quedando. Tal vez porque “Montaña es la libertad de ser quien eres”, afirma a medianoche con tono filosófico y después de abandonar su cocina y beber una copa.

En Papaya Bar se programa música alegre pero sin estridencia. La base de su infraestructura es la caña y la madera. El lugar está bañado por una luz dorada que brota de las lámparas de bambú y paja. Las mesas están frente a la vía más movida de Montañita, la Guido Chiriboga, la cual sirve de escenario a los artistas trashumantes de paso por el balneario.

En el bar se ofrece piqueos de mariscos, como chicharrones de calamares y camarones. Pero también hay otras opciones. La más económica: las sugerencias del día, sustentada en pollo, pescado, carne, camarón y vegetales a un costo de seis  dólares el plato. También se puede optar por la carta gastronómica fija de Papaya Bar, la cual está compuesta por platos a precios un poco más altos.

Obviamente, Papaya Bar ofrece licores finos, además de cervezas nacionales y extranjeras. No obstante, una de sus características es su Happy Hour  de dos cocteles, el cual tiene el costo de uno: $ 3,50. “Pero aquí la hora feliz es recontralarga y happy porque comienza desde que abrimos hasta el cierre”, dice Macías Mustiga.

No en vano el bartender de Papaya Bar, Jorge Luis Moncayo, se ha ganado el apelativo de Intenso. Él es guayaquileño y laboró en Diva Nicotina, en el cerro Santa Ana. Para Montañita, él creó dos cocteles: Orgasmo Múltiple, que tiene un buen octanaje de licor, y Bomba de Tiempo, compuesto por café frío, coñac, whisky, ron añejo y tequila; debe su nombre a que revienta por dentro.

Todo eso ocurre en Montañita con olas altas y rápidas y una hora feliz de 540 minutos y que solo es posible en Papaya Bar. Mayor información al teléfono (09) 372-0873.