Cada cierto tiempo aparece un músico excepcional, no solamente como ejecutante virtuoso sino como un agente multiplicador de talento e intérprete en diversos géneros. Si a esto le añadimos una longevidad profesional prolongada tenemos un radio de influencia realmente notable en el tiempo.
El Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN) fue testigo de un espectáculo multitudinario en celebración de los 78 años de vida de este gran músico que es Lucho Silva. Hubo que aumentar el número de sillas y, por último, la gente se acomodó contra las paredes sentada en el piso.
Publicidad
Musicalmente, el concierto fue todo un suceso que ofreció lo más prestigioso del jazz frío con la participación sutil de Francisco Echeverría en teclados, que viene de tocar en San Juan, Puerto Rico, con éxito. Las notas redondas que emanan del saxo de Lucho Silva, instantáneamente reconocibles, hicieron de All The Things You Are y A Night In Tunisia, de Dizzy Gillespie, un modelo del Cool y los inicios del Bebop con esos cambios de ritmo que innovaron el jazz.
Ya en el ámbito latino, los teclados pasaron a manos de Venancio Larrea, otro músico legendario del medio, haciendo El amor de mi bohío en ritmo folclórico para a continuación interpretar una guaracha cubana con toda la suavidad y belleza rítmica que a este componente y antecesor de la salsa lo distingue como lo mejor de la música tropical de ritmo cubana. Una demostración musical que la estridencia no es indispensable al ritmo.
Publicidad
Freddy Auz en el bajo, un sorprendente Bebo Chung en congas, El Pollo Silva en piano y Medardo Silva en batería (hijos de Lucho Silva) comenzaban a tomar protagonismo. Gira Gira fue el tango de la noche cantado por Silva. Con Dos cruces hicieron balada española y Lágrimas negras puso de manifiesto un estilo de canto muy particular y heterodoxo de Lucho Silva, repleto de ritmo.
Preludio es la academia donde Papa Lucho y sus hijos están formando a los músicos del futuro. Elsa Lama y Lorena García, dos alumnas, ejecutaron Guataca city y Summertime, tema para el cual deberían conseguirse una cantante tipo Sofía Nieto. Sin embargo, la sensacional sorpresa de la noche estuvo a cargo del grupo Los Gatos que grabó música nacional con Lucho Silva hace treinta años y que nunca se había presentado en vivo.
Alfonso Saltos en guitarra y Rodrigo Saltos en requinto emocionaron al público al tocar con Lucho Silva Horas de pasión o Mi lirio blanco cantando a tres voces para luego mostrar toda la alegría del albazo en Dolencias y Mi pobre indiecito.
Exhibir la belleza de la música nacional es quizá el imperativo cultural más apremiante del país.