Un estudio británico divulgado el pasado martes desmiente la creencia popular de que el consumo de huevos provoque un aumento excesivo del colesterol e incida en el riesgo de infarto. El trabajo de dos expertos de la universidad de Surrey (sureste inglés) confirma lo que investigaciones anteriores habían establecido, que lo verdaderamente peligroso para el colesterol es la grasa saturada.
La creencia popular de que los huevos incrementan el nivel de colesterol en la sangre se ha fundamentado en el hecho de que la yema tiene más concentración de ese componente que ningún otro alimento.
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Casi el 45% de los británicos cree que debería comerse un máximo de tres huevos a la semana para prevenir riesgos para la salud. Sin embargo, el estudio de la nutricionista de salud pública Juliet Gray y de Bruce Griffin, profesor de nutrición metabólica de la universidad inglesa, concluye que el colesterol en los huevos solo tiene un efecto pequeño y clínicamente insignificante en el colesterol de la sangre.
En su informe, los expertos constataron que, aunque efectivamente un colesterol alto aumenta el riesgo de infartos, solo un tercio del colesterol sanguíneo se origina en la dieta. Otros factores que influyen son el fumar, la falta de ejercicio físico o el sobrepeso, que inciden en la grasa en la sangre y en los niveles de colesterol y, en última instancia, aumentan el riesgo de infarto.