El sueño de tener casa propia se convirtió en pesadilla para 60 familias ecuatorianas en España. Cuando el macareño Estuardo Torres pasó de pagar 1.116 euros (1.428 dólares) a 1.960 euros (2.508 dólares) por la cuota mensual de la hipoteca quiso acabar con el vía crucis.

La oferta: vender su vivienda a Fernando Navas, propietario y administrador de Servicios Financieros Saffi, y continuar residiendo en el inmueble, pero en régimen de alquiler. No lo pensó dos veces. “Todo parecía legal, hasta el trámite se hizo ante notario”, sostiene el inmigrante que en abril cumplirá un año sin trabajo. Torres dejó de ser el dueño de un modesto departamento en el madrileño barrio de Delicias, pero el banco continúa exigiéndole, mes a mes, que cancele las cuotas del préstamo de 338.000 euros (432.640 dólares) que le concedió a principios del 2006.

Incluso hace unos días recibió una orden de embargo del piso en el que vive con su esposa y un hijo de 7 años.

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Navas brindaba la posibilidad de comprar las viviendas y como precio ofrecía la cantidad pendiente de amortizar de la hipoteca. “En la escritura de compraventa el notario ponía una salvedad, si el banco no acepta la subrogación del préstamo, esta no es válida porque no es el deudor quien puede cederlo; sí, en cambio, el acreedor”, dice Andrés Vilacoba, abogado del caso. El engaño, acota, se cerraba con una “artimaña definitiva”: Navas arrendaba a los vendedores la casa que acababa de comprar.

Saffi se formó en el 2007 con 3.000,06 euros (3.840 dólares). La estafa sería de 3’469.581 euros (4’440.000 dólares).

La captación se efectuaba bajo dos fórmulas. La primera, a través de los propios vendedores, quienes informaban de la posible solución a parientes y amigos. La segunda, con intermediarios que cobraban por duplicado: percibían una comisión de Saffi y otra de las víctimas. En boca de los perjudicados, sin embargo, hay un nombre que se repite: Oswaldo Paz. Fue él quien recomendó a decenas de ecuatorianos emprender la operación. “Ya no contesta el teléfono. Dicen que está en Ecuador, que se ha comprado una casa”, comenta Alexandra Celi, inmigrante lojana y madre de tres hijos. “La subida indiscriminada de las letras es lo que nos empujó a aceptar la propuesta”, agrega.

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El  beneficio de Navas, dice Vilacoba, no era convertirse en dueño de los inmuebles porque al no pagar las cuotas los bancos se quedarán con estos. La clave está en los arrendamientos de 800 euros (1.024 dólares) que cobraba por unos 60 pisos”. Este Diario intentó sin éxito hablar con el acusado, que podría enfrentarse a penas de al menos cuatro años de cárcel.

Detalles: Acción legal
Medidas
El abogado de uno de los afectados presentó tres querellas para recuperar las casas. El profesional pedirá  una medida cautelar de resolución del contrato por falta de pago. Luego pedirá  que se juzgue al comprador de los inmuebles por estafa y apropiación indebida.