El río que discurre por debajo de Roma es de mayor extensión que el Tíber y puede servir para producir energía geotérmica, ya que su temperatura media es de 20 grados.

Según informa hoy el "Corriere della Sera", el equipo del vulcanólogo y geoquímico italiano Franco Barberi ha reconstruido el curso del acuífero gracias a la exploración de más de 200 pozos a lo largo de la capital italiana.

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"El Tíber esconde, bajo su lecho, un enorme río subterráneo, completamente separado, que podría ser utilizado como fuente de energía geotérmica para calentar y enfriar gran parte de las viviendas de la capital, con un notable ahorro de combustible y reducción de la contaminación", ha asegurado Barberi.

Sin embargo, el científico ha precisado que no se debe imaginar este acuífero como una caverna bajo la ciudad, sino que se trata de "un flujo de agua subterránea que discurre entre la grava y la arena del antiguo curso del Tíber, encerrado, por encima y por debajo, por dos estratos de terreno impermeables".

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Su extensión es mucho mayor que la del río superficial, ya que se encuentra incluso varios centenares de metros a ambos lados del mismo.

A través de las muestras extraídas y analizadas por el equipo de científicos, se conoce que el agua del río subterráneo, situado entre 30 y 60 metros por debajo del nivel de la ciudad, tiene un pH neutro y no presenta contaminaciones, mientras que su temperatura, que oscila entre los 18 y los 21 grados, la hace susceptible de ser utilizada para producir energía geotérmica, según los investigadores.

Aunque en el pasado este tipo de energía se extraía de aguas termales a mayor temperatura, los investigadores advierten de que ahora existe la tecnología para utilizar aguas con menos de 20 grados, como se hace ya con éxito en Suecia y otros países del norte de Europa.

El equipo espera ahora que empresas del sector privado se pongan en contacto con ellos para diseñar "prototipos" para la instalación de bombas que extraigan el líquido del acuífero, y el presidente del Instituto Nacional de Geología y Vulcanología, Enzo Boschi, ha asegurado que Roma puede alcanzar así "la independencia de los hidrocarburos, convirtiéndose en la capital más limpia de Europa".