Agencias-redacción
BUDAPEST .- El Rubik 360 se convirtió el jueves pasado en la estrella de la Feria Internacional del Juguete de Nuremberg, que se celebra anualmente en Alemania para descubrir las más recientes novedades de entretenimiento.

El nuevo rompecabezas, que es la última creación del húngaro Ernö Rubik, el inventor del famoso cubo de Rubik, consiste en tratar de encajar unas canicas de colores que están en el interior de una esfera transparente, en unos orificios que rodean la superficie, y para conseguirlo hay que mover otra esfera interna que también tiene dos agujeros. En suma, son tres  esferas transparentes imbricadas unas en otras. 

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La intención de Rubik, quien es escultor, ingeniero y arquitecto, es poner a prueba la habilidad, la destreza y los nervios de quienes se atrevan al desafío de armar el rompecabezas.

Según el doble campeón de Gran Bretaña en el cubo de Rubik, Dan Harris, que probó el nuevo juego por cuenta del diario británico Sunday Telegraph, el Rubik 360 es "atrayente" y requiere de mucha destreza.

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Dan Harris, quien resuelve el cubo de Rubik en unos diez segundos, dijo que la primera vez necesitó dos días para resolver el Rubik 360 y que ahora lo hace en "varios minutos", sin establecer exactamente cuántos.

Aunque en el salón de Nuremberg se presentó solo un prototipo, la intención del nuevo rompecabezas, según Rubik Studio, la empresa que lo representa, fue animar a las grandes compañías de producción y distribución de juegos su pronto lanzamiento.

Esto porque la feria, exclusiva para profesionales, es un centro de negocios donde se sondea el mercado de juguetes y diseñan las estrategias empresariales del año próximo.

Participan cerca de 3.000  exponentes, quienes presentan un promedio de 60.000 novedades para que miles de visitantes puedan apreciar desde los tradicionales juguetes -como muñecas y peluches- hasta trenes y circuitos de carreras de coches, ambos eléctricos y  videojuegos. También se pueden encontrar artículos de fiesta, broma y nuevas tendencias.

Inventado en 1974 por Ernö Rubik y producido en Hungría, el cubo de Rubik se volvió un juego de culto en los años ochenta y vendió más de 300 millones de ejemplares en el mundo. Resolverlo causó dolores de cabeza a muchos, como al británico Graham Parker, que tardó 26 años en armarlo.