Si para muchos, tomar vacaciones es algo que esperan con ansiedad cada año, para otros podría ser una verdadera pesadilla porque van a estar alejados del trabajo.
Un reporte de la Red Sanar, una ONG con sede en Argentina y dedicada a la asistencia de personas con trastornos de ansiedad, y publicado esta semana por www.elclarín.com, indica que la fobia a las vacaciones es uno de los trastornos más recientes detectados en la sociedad actual y que los más propensos son los adictos al trabajo o los que se refugian con insistencia en él.
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A los afectados por la fobia a las vacaciones el desconectarse de la rutina laboral les lleva a periodos de angustia y depresión, porque no encajan en una actividad ajena al trabajo; además, lo ven como una holgazanería.
El informe señala que esta tendencia va en aumento, porque cada día las personas necesitan estar más ocupadas, es una sociedad donde solo hay tiempo para los negocios y el consumismo, mal del que no solo están inmersos los adultos, si no también lo niños.
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Los que padecen del nuevo trastorno hacen de todo para evitar tomar vacaciones y si ya no les queda más que irse, cuando regresan están más cansados que antes, y tienen problemas de ansiedad y dificultades para dormir bien.
Pedro Posligua Posligua, neuropsiquiatra ecuatoriano, señala que a los fóbicos a las vacaciones se los puede clasificar en tres grupos: A, B y C.
Los del A son los que se sienten imprescindible en el trabajo y muestran un aire de superioridad ante sus compañeros. No toman descanso porque creen que sin ellos las cosas no saldrán igual. Al grupo B pertenecen los empleados excesivamente tranquilos, que no se apremian por nada así vean a los demás sobrecargados de tareas. Ellos se refugian en su lugar de trabajo porque la pasan tranquilos y nada les molesta.
Los del C son aquellos que están atentos al reconocimiento social de los demás, llevan trabajo a casa, son personas pasivas y calladas, pero necesitan de la aprobación social. No son tan competitivos como los del grupo A y no quieren salir de vacaciones porque ello les impide realizar la única actividad que sienten que les brinda el reconocimiento de sus jefes y de sus compañeros.
Según Posligua, la fobia a las vacaciones es de origen patológico, porque el individuo no desea compensar sus horas de trabajo con descanso, somete a su organismo a soportar una situación que sobrepasa su capacidad adaptativa.
El rango de edades en las que se podría ubicar a las personas propensas a la adicción al trabajo y la fobia a vacacionar está entre los 18 y 35 años, según señalan los expertos.
“Actualmente, las demandas de personal piden individuos de entre esas edades, y que estén dispuestos a trabajar bajo presión. Ello muestra lo que ocurre: la gente actual tiene que laborar mucho y resistir la fuerte rutina diaria, que a la larga los somete constantemente a ella”, señala el especialista.
En países como Japón, donde el ritmo de labor es constante y elevado, muchos trabajadores toman sus vacaciones, pero no las concluyen porque les resulta difícil adaptarse a estar sin alguna actividad.
La tecnología es una buena aliada de los fóbicos a las vacaciones, porque les sirve para conectarse con sus amigos y la empresa, o adelantar el trabajo que los va a esperar cuando regresaran.
El cardiólogo ecuatoriano, Roberto Lecaro, dice que quienes sufren de este fenómeno son candidatos seguros a un infarto, y pueden hasta morir súbitamente porque van a estar estresados y, por tanto, se van a producir más noradrenalina, adrenalina, y cortisol, que aumentan la frecuencia cardiaca.
Todo generado por la falta de un descanso más prolongado.
CONSEJOS
Salud
La fobia por las vacaciones generada por una adicción al trabajo puede llevar a enfermedades psicosomáticas: afecciones coronarias, hipertensión arterial, defensas bajas, constantes gripes, colitis nerviosas, fatigas crónicas y alergias.
Prevención
La clave, según los expertos en psicología, para no ser presa del miedo a vacacionar es encontrar una compatibilidad entre la responsabilidad
y el disfrute a lo largo de todo el año de labores.
Ocupaciones
Quienes tienen el problema deben buscar ayuda de un entendido en medicina laboral, planificar lo que hará durante sus vacaciones y que estas incluyan algún viaje, hacer deportes, divertirse con su familia, entre otros.
Empresa
Los departamentos de bienestar social deben preocuparse de que el empleado haga uso de sus vacaciones, de que durante el año comparta actividades recreativas con sus compañeros y si es posible que su familia participe de ellas; además, que haya un gimnasio para que los colaboradores realicen diariamente por lo menos treinta minutos de ejercicios.