Ha de ser casualidad pero los e-mails de la semana me trajeron relatos, consejos, quejas, tristeza de cuatro personas que perdieron a su cónyuge.
Diseminados en Ecuador y Estados Unidos, me cuentan sus vivencias, sus sinsabores, sus esperanzas, anotan el tiempo que necesitaron para volver a emerger, las tentaciones de rehacer su vida o el encierre absoluto dentro de la soledad. Hay coincidencias o notables diferencias en las reacciones.

¿Qué es un viudo? ¿Qué significa viuda? La palabra me parece fea, siniestra, deriva del latín viduare: (vaciar). El viudo (viduus) es un ser privado de alguien. Siempre se siente una impresión pungente cuando en los aviones se tiene que enmarcar el estado civil. Acostumbrado uno al casillero de los casados resulta desconsolador cambiar de categoría.

Quedan varios caminos mas creo que la edad tiene mucho que ver en el asunto. Una persona joven, sobre todo si tiene hijos, ha de experimentar, después de un duelo de tiempo variable, la lógica necesidad de rehacer su vida, de encontrar un padre, una madre para sus vástagos. Cuando ya se alcanza el otoño, la soledad poblada de mil recuerdos se presenta como una tentación. Los seres acostumbrados a la ternura corren el riesgo de querer aferrarse a alguien con verdadera desesperación. La búsqueda de la ternura puede atomizarse en idilios que aumentan la sensación de vacío, lastimando muchas veces a quienes nos quieren amar o hacer florecer una sólida unión con una persona excepcional. Fue el caso de Jorge Luis Borges y María Kodama. La palabra catalana solitud marca una diferencia. Sería la sensación de estar muy solo aunque rodeado de mucha gente, mientras la soledad vendría a ser un abandono del alma, la tendencia a la depresión, la incapacidad de luchar.

El dilema es que aquellos lectores me piden una orientación y no sabría darla con la capacidad necesaria. Todo ser “normal” conoce la soledad, la busca a veces porque puede ser hermosa compañera, hermana del silencio, la meditación, el desfogue, la vida interior. Es la soledad del escritor, el artista, el filósofo, el soñador. Toda soledad es buena cuando la busca uno pero es fatal cuando ella lo busca a uno. Como individuos todos estamos solos en nuestra esencia mas aquello puede volverse maravilloso: dueño de mi destino, me tengo a mí mismo, puedo abrir la ventana de mi alma y descubrir el mundo que me rodea.

Tenemos todos una misión que cumplir, llevamos adentro el potencial para actuar. Todo fluye de mí, no de lo que sucede a mi alrededor. Soy responsable de mis estados emocionales. Depende de mí ser valiente, tolerante, tierno, comprensivo, llevado al perdón. Solo pueden tener injerencia en mi vida las personas a quienes entrego este poder. Hay personas que aman y vuelven a amar, otras que aman una sola vez más allá de la vida o de la muerte. Ser optimista es amar sin lastimar, aceptar quizás que alguien nos domestique a partir de la ternura, lograr meterle un bozal a nuestro destino, domar al potro de la  tristeza Lo importante es asumirnos sin caernos del caballo.