Delfín Tenesaca estaba sorprendido el mediodía del martes 13 de enero.
Había convocado a una reunión de dirigentes de comunidades indígenas para debatir la participación en la movilización anunciada por la Conaie  (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) para el martes 20, en protesta contra la Ley Minera y otras políticas del gobierno de Rafael Correa, y la respuesta superaba sus cálculos de asistencia. “Sinceramente, esperaba tener unas cien personas, pero llegaron delegados de 200 comunidades y de 50 otras organizaciones”, dice Tenesaca, quien preside la Confederación Movimiento Indígena de Chimborazo (Comich).

El dirigente admite que desde hace cuatro años era difícil tener una respuesta así, pues el movimiento indígena en esta provincia, como sucedió a nivel nacional, se fraccionó en el 2004, cuando  apoyaron a Lucio Gutiérrez en las elecciones presidenciales y hasta dos años después por el fenómeno migratorio.

Hace cinco años, cuatro organizaciones llegaron a disputarse el liderazgo del sector indígena de Chimborazo. Hoy se han reagrupado y, aunque hay dirigentes que actúan por sí solos, existen dos grupos bien diferenciados por sus creencias religiosas y orientación política: el Comich, filial de la Conaie, y la Conpociech (Confederación de Pueblos y Organizaciones Campesinas e Indígenas Evangélicas de Chimborazo), filial de la Feine (Federación de Indígenas Evangélicos del Ecuador).

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La sorpresa de Tenesaca fue mayor cuando –afirma– los dirigentes comunitarios estuvieron muy críticos con el Gobierno. “La gente está resentida porque el presidente Correa dice que los indígenas somos un pequeño grupo de apenas el 2% de la población. En las comunidades están enterados de todo, como de lo que está haciendo con la Ley Minera. Nos dijeron: ‘¿Acaso ustedes no sufren por el costo de la vida?’. A pesar de que da el bono y las casas del Miduvi, piensan que con una mano da pan, y con otra, látigo”, señala el directivo de 45 años, tecnólogo en Promoción Social y Defensoría de la U. Salesiana de Quito.

Estas muestras de reagrupamiento, así como de descontento con determinadas políticas del Gobierno, se dan también en el sector indígena de Tungurahua, Cotopaxi, Cañar, Imbabura, Morona Santiago y otras de población nativa. En estos días los dirigentes y las bases preparan la movilización del próximo martes, pero al mismo tiempo tratan de superar divisiones generadas por la búsqueda de espacios políticos. Hay grupos que apoyan al Gobierno y no piensan en movilizarse; otros que están de acuerdo con algunas políticas, pero se oponen a otras, como la Ley Minera, en espera del ejecútese presidencial, los proyectos de ley de aguas y seguridad alimentaria, así como por el alto costo de la vida.

El anuncio de movilización y reagrupamiento coincide además con la campaña electoral. Algunos indígenas u organizaciones mantienen alianzas con el movimiento oficialista PAIS. En Chimborazo, mientras parte de las bases y los dirigentes del Comich se alistan para protestar el martes, Pachakutik, brazo político de la Conaie, mantiene una alianza con PAIS. El prefecto Mariano Curicama, que llegó al cargo por Pachakutik, hoy participa en las primarias para buscar la reelección, por PAIS.

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“Es por tiempos de campaña. El Prefecto dijo que si Correa no nos escucha se romperá la alianza, la única de las 24 provincias”, señala el directivo del Comich.

Esto causa confusión en los comuneros. “Estamos estudiando si apoyamos la protesta porque no comprendemos por qué vamos a reclamar si iremos juntos en la campaña”, dice Segundo Paca, dirigente de la comunidad Pacífica, de Tixán, al sur de Chimborazo. Refiere que los integrantes de 150 comunidades de Tixán están en esa disyuntiva, “pero listos para salir”.

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Pablo Guaricocha, presidente de la Conpociech, organización contraria a la Comich, critica la alianza y dice que esta no tiene sentido. Su agrupación no irá a la movilización, aunque algunos comuneros que no dan su nombre refieren que esta estaría inclinándose por apoyar en el próximo proceso electoral la candidatura de Lucio Gutiérrez, de Sociedad Patriótica, opositor al régimen. Guaricocha desestima eso, “por ahora”. Este grupo tiene como brazo político al movimiento Amauta Yuyay, del que son parte los alcaldes de Guamote y Alausí, Juan de Dios Roldán y Clemente Taday, que buscan la reelección.

A diferencia de Chimborazo, en Cotopaxi y Tungurahua el movimiento indígena afín  a la Conaie tiene cohesión. El martes, casi dos mil comuneros de Chibuleo (Tungurahua) se reunieron en la parroquia Juan Benigno Vela para coordinar la movilización. Los chibuleos, junto a los salasacas, quisapinchas y tomabelas son los cuatro pueblos o nacionalidades que forman el Movimiento Indígena de Tungurahua (MIT), cuyo presidente, Manuel Ainaguano, licenciado en Políticas Públicas, afirma que en este sector están retomando la organización.

En Quisapincha, al oeste de Ambato, los comuneros alistan protestas como una muestra de su reunificación, según Sebastián Chisa, secretario del denominado Pueblo de Quisapincha. Rosario Cocha, indígena que participa en la feria de borregos de Pasa (parroquia de Ambato), refiere que ella y sus vecinos apoyan a los dirigentes del Cabildo local, que en estos días socializan sobre los riesgos de la aprobada Ley Minera y los proyectos de ley de agua y seguridad alimentaria. “Gobierno da bono y casas, pero quiere adueñarse de nuestra agua y a más de eso insulta al indígena. Más vale reclamar porque si quedamos callados ha de querer abusar después”, afirma la mujer.

En Poaló, Cotopaxi, cuarenta dirigentes de igual número de comunidades también cuestionan lo que califican como soberbia del presidente Correa, en una cita del jueves 15. “Debemos estar unidos. El Gobierno hace algunas cosas buenas, pero más son ofrecimientos y palabras. Yo sí estoy de acuerdo con movilizar, pero que los dirigentes nos hablen claro sobre qué queremos conseguir”, señala una líder de unos 25 años, quien no acepta dar su nombre. El Movimiento Indígena de Cotopaxi (MIC), presidido por Abraham Salazar, desarrolla reuniones similares en varias comunidades.
“Cotopaxi siempre ha dado ejemplo de organización y estamos muy juntos”, dice Manuel Cocha, vicepresidente del MIC.

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Aquí, el prefecto César Umajinga busca ir a la reelección  en las primarias de Pachakutik. Lourdes Tibán, quien se apresta a dejar el Codenpe (Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador), aspira a ser candidata a  asambleísta por la misma agrupación.

En Imbabura hay dos frentes de indígenas. El ala de la Fenocin (Federación de Nacionalidades y Organizaciones  Campesinas e Indígenas) está con el Gobierno. La FICI (Federación Indígena y Campesina de Imbabura) es parte de la Conaie y socializa su participación en la movilización. “El Gobierno amenaza, pero nunca hemos tenido miedo. Una a una van saliendo las decisiones contra el pueblo y hemos visto la Ley de Aguas, la Ley de Minería, y estamos preocupados por lo que pase en el futuro. Por eso saldremos sin temor”, refiere Mónica Campos, secretaria de la FICI.

Esa división se evidencia en el campo político. Mario Conejo, alcalde indígena de Otavalo electo por Pachakutik, ahora está en las primarias de PAIS. En Cotacachi, Alberto Andrango, padre de Luis Andrango, presidente de la Unión de Organizaciones Campesinas (Unorcac), filial de la Fenocin, participa en las primarias del movimiento oficialista que busca derrotar a Auki Tituaña, de Pachakutik.

Voces de dirigentes y comuneros

Manuel Ainaguano, dirigente de Tungurahua
“El levantamiento es sagrado, vamos solo a una movilización”
“Lo que vamos a realizar (el martes 20) es una movilización. El levantamiento es sagrado y estratégico, y requiere de mucha preparación. Pero de una movilización se puede ir a un levantamiento... De qué participación ciudadana habla este Gobierno si al indígena se lo ofende como no lo ha hecho ni siquiera la derecha. La acción es pacífica y no vamos a provocar. Entre los indígenas hay compañeros intelectuales y respetamos la propiedad privada, los Derechos Humanos. No iremos el pueblo contra el pueblo, en cuanto a servicios básicos, pero todo dependerá del comportamiento del Gobierno...”.

Pablo Guachilema, evangélicos Chimborazo
“No hablamos de movilización pero estamos socializando”
“Estamos con los planteamientos de la Conaie, pero no nos movilizaremos. Nosotros estamos socializando los problemas que genera la Ley Minera, así como la nueva Ley de Agua o de la Seguridad Alimentaria, pero no hablamos de movilización ni levantamiento. Creemos que debe haber un diálogo con el Gobierno. Desde la Asamblea Constituyente venimos pidiendo y luchando para que tomen en cuenta los planteamientos del sector indígena. Insistimos en que se cumplan. No estamos de acuerdo con que en Chimborazo Pachakutik está aliado con el Gobierno, pero los dirigentes llaman a protestar”.

Mónica Campos, dirigente de Imbabura
“No tenemos temor de salir, no importan  las amenazas”
“Las estrategias son varias, desde cierres de vías hasta una marcha. Si es de irse a Quito se irá. Por más que existan movimientos que han intentado romper al grupo en Imbabura, aquí están las comunidades unidas junto a Pachacutik. Nunca se ha tenido miedo, no es el primer Gobierno que amenaza. En el último paro por oponerse al Tratado de Libre Comercio (TLC) incluso un compañero de Tijal perdió un ojo y debimos recoger dinero para ayudarlo, por eso digo que nunca hemos tenido miedo. Nosotros somos respetuosos de lo que decida la dirigencia indígena nacional y regional”.

Miguel Cayambe, dirigente  de San Fernando (Ambato)
“Nos preocupa que aprueben leyes que nos perjudiquen”
“Los pueblos de Chibuleo, Tomabela, Salasaca, Quisapincha y otros están preparados para salir a protestar. En nuestra comunidad tenemos que socializar y para el 20 no creo que va a ser fuerte porque estamos en proceso de reorganización. Recién estamos asumiendo un Cabildo nuevo porque hubo diferencias hace tiempos... Sí es necesario que debatan bien las leyes y no nos perjudiquen a los campesinos. En el caso de la ley de agua, por ejemplo, nosotros tenemos miedo de que se nos imponga una ley que no nos beneficie, que nos quite el agua”.