Leonardo Valencia, autor ecuatoriano residente en Barcelona, España, tiene una nueva novela: Kazbek, que ya presentó en Argentina y España, y de la cual se alista una edición ecuatoriana, que circulará entre abril y julio próximos, bajo el sello de Paradiso Editores, que comanda Xavier Michelena.

Kazbek  es la primera de un conjunto de seis novelas cortas  que planea Valencia.  Cada una de estas, explica el autor, explora  el vínculo de la literatura con un tipo de arte.  Kazbek  está relacionada con el dibujo. “La siguiente, en la que trabajo, está relacionada con la pintura. Las otras ponen en relación la literatura con la fotografía, arquitectura y música, y una, que todavía no está perfilada, tendrá que ver con la gestación humana”, dice Valencia, de 39 años.

Un  conjunto  de dibujos realizados por el artista alemán Peter Mussfeldt, residente en Ecuador,   inspiró a  Valencia a escribir  Kazbek.  Se trata de  una historia  cuyos personajes se desplazan  por varias ciudades: Guayaquil, Barcelona y otras, y que conservan el espíritu nómada de la narrativa de este  autor.   “Es una novela muy fragmentada. Aquí, a diferencia de  El libro flotante de Caytran Dölphin  (su anterior novela) que es toda una historia de interpretación de un libro, más bien se habla de la creación artística a partir de esos dibujos”, anota.  

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Dice que cuando  estaba terminando de escribir esta novela se dio cuenta de que la historia no podía acabar allí,  y se le ocurrió  la idea de “abrir un recorrido por otras cinco novelas más”.  

Valencia, quien en el 2007 fue parte del encuentro Bogotá 39,  las conceptúa  como obras  que apuestan por el lado vital de las artes.   “De alguna manera es apostar por la imaginación en una época en la que el arte y la literatura parecen tener vergüenza de la imaginación y la inventiva valiéndose del argumento de que sus historias y representaciones son crónicas de la realidad o que están basadas en hechos reales, o que quieren cumplir un papel que ya lo hace mejor un cronista, un periodista o un activista social. Lo más profundamente humano está en la imaginación”.