| claramedina5@gmail.comEs un libro  valiente y tierno. Una obra que puede sacar  una sonrisa, pero también provocar alguna tristeza. Es el testimonio de un  hombre público que ha decidido hacer públicas sus cuestiones  más personales. Es la vida de Francisco  Pájaro Febres Cordero, contada por él mismo. Este periodista  ecuatoriano la condensa en 230 páginas, en un volumen que lleva por título Soy el que pude.  A veces las autobiografías me resultan pretenciosas. Suelen ser una especie de   mirada idílica de sí mismo. Fue la impresión que tuve,  por ejemplo, al leer la autobiografía de Roberto Gómez Bolaños, el popular Chespirito. En cambio, qué distinta fue la experiencia con este libro del Pájaro, de reciente publicación. Aunque los seres humanos seamos arquitectos de nuestro destino, muchas veces no somos lo que queremos ser, sino lo que hemos podido ser. De allí que el título Soy el que pude, que el Pájaro ha escogido para su libro,  me resulta tan auténtico y una invitación, sin artilugios y sensacionalismos,  a  leer lo que este hombre   quiere confesar. Es como un pacto de complicidad  y sinceridad que se teje desde el principio con los lectores.  Se trata de un inventario de vida y de ruta. En la obra encontramos al Pájaro en distintas facetas y épocas. Desde su infancia, con pantalón  corto, cuando aún no era el Pájaro, hasta ahora, cuando cercano  a los 60 años, es un abuelo chocho, capaz de hacer toda una fiesta porque a su nieto Tadeo le salió el primer diente. Y en medio de todo ello está su juventud sesentera y utópica, su pasión por el teatro,   su   trabajo como periodista, su interés por la actualidad política, su acercamiento al humor.  "Es curioso, pero la gente cree que porque hago humor necesariamente tengo que ser un tipo ocurrido, divertido en mi trato personal y se da la piedra contra los dientes al encontrarse con una persona más bien tímida y que, salvo que esté en un ambiente de confianza, habla con parquedad y poca gracia", comenta. En este libro hallamos también al hombre que evoca a los   abuelos, a los padres, a los hermanos, a los  parientes políticos. Entre otros, a Benjamín Carrión, abuelo de su esposa, la Cata; o a gente que por su oficio periodístico tuvo la  oportunidad de tratar, como el ex presidente José María Velasco Ibarra. O primos como el excéntrico artista George Febres, a quien le dedica varias páginas.  La obra está construida  de manera cronológica y con una narrativa impecable. Pájaro es un periodista que para su trabajo de escritura, que se sustenta siempre en hechos reales,  echa mano de  técnicas literarias.  Confiesa que hizo  una novela, pero que decidió borrarla, y que ha escrito cuentos y uno que otro poema, pero que no por ello se considera escritor. Soy el que pude es un libro que se lee con interés,  quizá con algo de nostalgia, por una época que se esfumó,  por todos los que ya no están; y también con una sonrisa, porque Pájaro ha     insertado pasajes   llenos de humor,  como aquellos que lo muestran como un torpe deportista, capaz de accidentarse incluso jugando cuarenta. También cuenta  sus entrecheces económicas y no oculta  ni las  pequeñas miserias   que habitan  en casi todo ser humano. Las encara con valentía, sin cambiarles de nombre. Sin eufemismos.   Esa es una gran fortaleza en este libro. Es un volumen que no mitifica a nadie, sino que, por el contrario, desmitifica. Cuenta.  Simplemente es. Y ese es su valor. Al Pájaro ahora lo admiro más.