No todos quienes visitan al ex mandatario y ex diputado León Febres-Cordero en la clínica Guayaquil pueden verlo.
La habitación en la que reposa desde hace seis días (cuando regresó de Tampa, Estados Unidos) tiene cuatro ambientes: un dormitorio especial para el enfermo y otro más pequeño para sus acompañantes, además de dos salas de espera.
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En estas últimas –donde hay flores e imágenes del Divino Niño y la Virgen María– se quedan los amigos y familiares del ex alcalde de Guayaquil cuando duerme, algo que ocurre casi todo el día porque está bajo los efectos de los analgésicos que intentan atenuar el dolor causado por las terapias respiratorias para el cáncer del pulmón que le diagnosticaron.
Cuando no está descansando sí es posible conversar con él, pero brevemente, pues tiene dificultades para hablar por la mascarilla de oxígeno que usa.
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Eso no le ha impedido, sin embargo, pedirle a su médico y sobrino, Roberto Gilbert Febres-Cordero, casi en susurros, que le permita fumar. A regañadientes, por su insistencia, le ha dejado hacer unas “pitadas”.
Al salir de la clínica, todos los visitantes que ha tenido Febres-Cordero a lo largo de la semana han dicho lo mismo: “Está lúcido y estable”, aunque admiten que está muy delicado.
Los más asiduos han sido el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot; el ex candidato presidencial Xavier Neira; el ex diputado Alfonso Harb; el presidente nacional del PSC, Pascual del Cioppo; y sus amigos personales Carlos Pareja y Álex Ripalda. Ellos lo visitan dos o tres veces al día.
También han acudido personajes con los que tenía enemistades políticas desde hace varios años, como el general Frank Vargas Pazzos, que encabezó la revuelta militar de la base aérea de Taura, donde LFC fue secuestrado, en 1987.
Este pidió cita con dos días de antelación a través de Roberto Gilbert. Si no lo hubiese hecho así, la seguridad del ex presidente le habría impedido el paso a la habitación.
De forma permanente lo acompañan su esposa, Cruz María Massuh, y sus hijas; sus nietos (especialmente León Bjarner, el ‘favorito’) y su familia política.
Y por las noches, desde hace cinco días, un grupo de empleados del Municipio de Guayaquil hace vigilias bajo la ventana de la habitación de LFC.
El jueves pasado, emocionado por escuchar canciones como Amigo, Guayaquileño, madera de guerrero y Con León sí se puede (el jingle de su campaña presidencial de 1984), sus amigos empujaron la cama que tiene pequeñas ruedas hacia la ventana. Desde allí los saludó moviendo la mano.
Por teléfono, asimismo, se han comunicado con él los ex presidentes colombianos Andrés Pastrana y Belisario Betancourt, así como el español Felipe González. Con ellos tiene amistad hace más de 20 años.
Las visitas pueden prolongarse hasta la medianoche, pero el médico las restringe cuando lo someten a las terapias, esto es, tres veces por día.
Confesión
El arzobispo de Guayaquil, monseñor Antonio Arregui, ha acudido a la clínica Guayaquil en varias ocasiones para confesar y dar la comunión al ex mandatario y ex alcalde socialcristiano León Febres-Cordero.
Alimentos
Febres-Cordero no puede comer alimentos sólidos: lo hace a través de sondas o le dan líquidos con sorbetes. La tarde del miércoles, sin embargo, su médico Roberto Gilbert permitió que le ofrecieran puré de papas y trocitos de pollo.