Betancourt, quien acudió a la Presidencia acompañada del embajador de Francia en el Ecuador, Didier Lopinot, ingresó al palacio por la cochera con un fuerte contingente de seguridad. Incluso, durante su visita, un helicóptero sobrevolaba el centro de la ciudad.

Las autoridades gubernamentales cuidaron de que la visita de Betancourt no sea vinculada con la ruptura de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Ecuador y Colombia o con cualquier cosa que involucre al país en el conflicto de este último.

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Betancourt almorzó en Carondelet y salió por dos minutos al balcón superior del palacio con el presidente Rafael Correa, mientras cientos de pequeños mineros se concentraban en la Plaza Grande. Allí Correa dijo “nuestros ruegos a Dios, al Todo Poderoso, para que lo más pronto se solucione ese conflicto colombiano que tanta tristeza ha causado”.