El agua de mala calidad o que rebase los límites permisibles establecidos por organismos internacionales ocasionaría dos clases de corrosiones: metálicas y al hormigón armado de vigas o columnas de puentes, con graves consecuencias para los usuarios y las instituciones contratantes.
En las centrales hidroeléctricas que operan en el país durante las 24 horas del día, sus profesionales y técnicos tienen la obligación y responsabilidad de utilizar aguas de baja agresividad y libre de sedimentos arcillosos (silicatos), que atacarían a las aleaciones metálicas, con el consiguiente deterioro de los equipos, que generan energía eléctrica, para bienestar de las colectividades, sectores industriales y otros.
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El hierro, en un elevado porcentaje, y otros metales constituyen las aleaciones de los equipos en referencia. En la superficie metálica de ellos se origina una celda galvánica con sus polos positivo y negativo; la pérdida de electrones de estos elementos hace que el hierro y otros metales vuelvan a su estado natural en el agua, combinándose con el oxígeno del cátodo, originando el óxido férrico. Esta reacción redox ocasiona picaduras en la estructura metálica y por ende la aleación pierde resistencia mecánica.
El agua utilizada en la preparación del hormigón armado debe ser analizada y certificada, para evitar los estados de corrosión de su estructura. Además, las columnas de los puentes, que están en contacto con aguas superficiales deben ser analizadas en forma periódica, para conocer la agresividad de ellas, estimándose la inestabilidad de la alcalinidad y los sulfatos en el agua, que van a producir elementos agresivos como el gas carbónico y el sulfoaluminato tricálcico o sal de candlot (cáncer del cemento), que ocasiona deterioro en el hormigón armado fraguado.
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A los profesionales diseñadores y empresas contratantes de obras civiles en el país solicitamos de la manera más comedida que en todo contrato público y/o privado se incluya una cláusula que especifique la necesidad de utilizar aguas certificadas para los propósitos diseñados, en estas condiciones se garantizaría una mayor vida útil de sus equipos y estructuras, lo que beneficiaría a las partes.
Aurelio Mosquera Cedeño
químico analista, Guayaquil