La actriz británica protagoniza su nueva película, el drama de época titulado La duquesa, basado en la historia de una antepasada de la princesa Diana de Gales. La lluvia cae en los últimos días de verano en Toronto y, sin pedir permiso, el frío ahuyenta a la gente que dejó vacías las calles de la avenida Bloor. Pero dentro del hotel nos espera la calidez de Keira Knightley para descifrar los paralelos entre su vida y las celebridades de la realeza británica, como The Duchess (La duquesa) que protagoniza ahora en cine. Pregunta: Paul Newman solía decir que las estrellas de cine tienen que adaptar sus almas por la fama. ¿Es tan así? Respuesta: Creo que la descripción de Paul Newman es bastante acertada. Estoy de acuerdo con él, porque además hace mucho más tiempo que vive lo mismo. P: ¿Los famosos de Hollywood se parecen a los aristócratas de otros tiempos?R: ¿Que si los actores somos iguales? P: Sí, al menos en el trato o la adoración de la gente.R: No sé, no sé. Creo que la realeza tiene muchos más guardias de seguridad (ríe). P: La princesa Diana, por ejemplo, murió perseguida por los mismos paparazzis que hoy la persiguen a usted. Y ella, justamente, había sido descendiente de la misma Duquesa de Devonshire que ahora interpreta en cine. ¿Las similitudes entre ellas, al menos, no ayudaron para mejorar semejante interpretación?R: No. Yo tenía 11 años cuando la princesa Diana falleció. Tengo una buena imagen de ella, pero no conozco exactamente su historia como para encontrar ciertos paralelos. Quiero decir que no me fijé en ella como ninguna inspiración para el personaje, porque además tenía suficiente con la biografía maravillosa de la Duquesa. Tenía toda la información que necesitaba. Definitivamente, quisimos lograr una película sobre Georgina, la duquesa de Devonshire, no de la princesa Diana. P: Pero la publicidad de la película insiste en remarcar las similitudes...R: (Riendo) Ahí se nota la diferencia entre la gente de marketing y quienes realmente nos dedicamos al cine. P: ¿Y que hay de cierto sobre la otra propuesta del departamento de marketing y cierta sugerencia de modificar la foto del póster de la película, para mostrarla a usted con más busto? R: No recuerdo que alguien haya sugerido o hayan querido aumentar el busto en la foto del póster. Y me agrada que no lo hayan hecho. P: ¿Cómo fue que le propusieron un guión tan importante como The Duchess?R: El guión había llegado a mi casa con tres enormes plumas de avestruz y un moño dorado. Y pensé “no me importa lo que sea, es fantástico” (ríe). Y lo leí. Ella me pareció fabulosa, como personaje es fascinante. La simple idea de una mujer con semejante poder político y la influencia que tenía en la moda es toda una fuerza de la naturaleza. Y, sin embargo, en privado era alguien intensamente vulnerable, muy solitaria. La combinación de ambas cosas me pareció realmente fascinante. P: ¿Le preocupó en algún momento que no pudiera lograr un buen trabajo?R: Ah, sí. Yo siempre me preocupo a lo grande. Pienso que hay que enfrentar al fracaso, particularmente los actores, porque a veces las cosas no siempre salen de la forma que una espera que salgan. Pero eso es lo excitante en mi trabajo. Y yo tampoco quiero hacer aquellas cosas que no encuentro desafiantes. Por eso, sí, siempre existe el tremendo miedo de que todo va a salir terrible. P: Insistimos, ¿no encuentra cierto parecido con la Duquesa?R: ¿Por qué? ¿Te parece que soy como ella? P: Al menos las notas de producción lo sugieren.R: Bueno, no creo que sea así. Ahí te di mi respuesta. P: ¿No se identifica con la obsesión que existía en aquella época con las celebridades?R: Personalmente, no busco trabajos biográficos, así que nunca pensé en dibujar ningún paralelo conmigo, para nada. Pero sí me pareció interesante que la cultura de las celebridades fuera todo un fenómeno. Me resultó fascinante descubrir que todavía existía 300 años atrás. Pero también me parece que es el aspecto menos interesante de la historia, más allá de una anécdota graciosa. Lo interesante fue ver la forma en que ella manipulaba su imagen en el momento en que su matrimonio se destruía de a poco. Por lo visto, necesitaba más y más atención de completos extraños. Es un aspecto muy psicológico del personaje. Pero nunca traté de encontrar ningún paralelo conmigo. P: ¿Tampoco le gustaría ser madre joven, como lo fue la Duquesa de Devonshire?R: ¿Si quiero tener un hijo propio? No quiero uno, gracias. Claro que nunca hay que decir nunca y en algún momento del camino lo tendré, pero no ahora mismo. Estoy bien así. Muchas gracias. P: Personalmente, ¿perdonaría una infidelidad en su pareja?R: No pienso contestar esa pregunta. P: ¿Por qué?R: Por que no, me parece ridículo. P: Es que la película muestra a la Duquesa de Devonshire sobreviviendo a las peores infidelidades, incluyendo su mejor amiga que vivía bajo el mismo techo...R: Definitivamente, me gustó la dinámica entre los personajes, como la idea de vivir con un marido que la esposa no comprende en absoluto. Son como dos imanes que se repelen uno al otro. No tienen ningún punto de comodidad entre los dos. Fue interesante explorar algo así. Y después, cuando su amiga la traiciona y tiene que aceptar la convivencia con esta mujer, para pasar de una intensa amistad a un odio total, volviendo al respeto mutuo entre las dos, también es interesante. Claro, la situación es terrible, pero es toda una inspiración el solo hecho de haber sobrevivido en una situación así. P: ¿Cree que la Duquesa ejerció cierta influencia en algunos cambios de la mujer en la sociedad? R: Yo no sé si las cosas cambiaron por ella, porque los cambios tardaron 200 años en llegar. Igual me parece que ella fue una mujer impresionante. Es fascinante ver cómo pudo manejarse como se manejó, en un momento en que las mujeres eran en cierta forma la propiedad de sus padres y luego sus esposos. Y aunque las mujeres no tenían el derecho a votar, ella igual se involucró apasionadamente en la política. P: ¿Y qué es lo que todavía no cambió desde aquella época?R: Si volvemos al tema de las celebridades, es interesante que todavía hagamos lo mismo hoy, poniendo a una mujer en un pedestal para seleccionar obsesivamente cómo viste y cómo se ve. El solo hecho de seguir preocupándonos tanto sobre la moda de los famosos es algo bastante interesante. P: En la película, al menos, se nota una evidente preocupación por la moda de aquella época porque el vestuario es una segura nominación al Oscar. ¿Algo así, tan bien hecho, también ayuda a una mejor actuación?R: Crea toda una dinámica en la forma en que nos movemos por la habitación. Cambia la forma en que te paras, la forma en que caminas, la forma en que se respira y, por lo tanto, cambia la forma de hablar. Cambia todo. Es un método fabuloso para meterse en el personaje al instante de ponerte un vestuario así, tan extremo. Es increíble. Hay veces que ni siquiera podía respirar, me faltaba oxígeno y es obvio que la falta del oxígeno al cerebro debía ser algo muy difícil para aquella época. P: En la escena donde la peluca de la Duquesa se prende fuego, ¿precisaron de algún doble?R: El director quiso que lo hiciera yo y acepté, pero después creo que la compañía de seguros planteó la posibilidad de que me prendiera fuego en la mitad del rodaje y no me dejaron hacerla. Lo que ven son puros efectos digitales. P: ¿Qué otro desafío la espera en el camino?R: En lo que respecta a buscar desafíos, puedo esperar cualquier cosa. Hasta el rodaje de una película contemporánea será un desafío. Lo que me gusta es escaparme dentro de un personaje. No busco una forma de expresión. Y tampoco quiero otra biografía. Me siento mucho más cómoda si el personaje es muy diferente a mí. Lo gracioso es que entonces sería un verdadero desafío interpretar a alguien que se me parezca, porque me resultaría bastante difícil. P: ¿Cree que sea posible producir una segunda película sobre la Duquesa, como lo hicieron con la reina Isabel de Inglaterra?R: Creo que debería ser una serie de TV. Se puede hacer mucho. Hay tantas historias dentro de la misma película... Sería grandioso. Deberíamos rodar cinco películas sobre ella. P: ¿Y usted las protagonizaría?R: No. Ya la interpreté una vez. No necesito interpretarla nuevamente.