Con la presentación del libro de poemas Árbol aéreo, de Jorge Dávila Vázquez, mañana se inaugurará en Cuenca el X Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana Alfonso Carrasco Vintimilla. La temática de esta edición es ‘Memoria de 30 años: Escritores y lectores’, que se realizará con el método de mesas redondas y entrevistas, a través de las cuales los autores expondrán ante los lectores su sistema de trabajo.
El evento cuenta con el aporte económico del gobierno provincial y logístico del Municipio, Casa de la Cultura, Bienal de Pintura y Alianza Francesa. La Universidad de Cuenca, con sus facultades de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, especialidad de Lengua y Lenguajes de Audiovisuales, organiza el Encuentro. Este año enfrenta un recorte presupuestario “y de no haber contado con el apoyo del Ministerio de Educación, corría el riesgo de desaparecer”, dice Jorge Dávila Vázquez, presidente del Comité Organizador.
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¿Cuál es el aporte cultural que deja el Encuentro de Literatura Ecuatoriana?
Aporta a una mayor difusión y un mayor conocimiento de la literatura ecuatoriana.
¿Se puede medir que se cumple con este propósito?
No es cuestión de metros, pero hay un desarrollo en el conocimiento, sobre todo por parte de la labor de los creadores y entre los lectores.
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¿Pero cuáles son los parámetros que permiten constatar ese desarrollo?
Que hace 30 años los lectores estaban convencidos de que todos los creadores habían muerto y a partir del primer encuentro y hasta este décimo, esa convivencia entre lectores y escritores les convence de que están vivos.
¿Están vivos? ¿Dónde, cómo?
Cada uno en su lugar de trabajo, en su lugar de creación y laborando a veces en tareas que no tienen nada que ver con su capacidad, creatividad y su genio, pero todos ellos siguen trabajando.
¿Cómo se puede superar esta falta de valoración a los escritores ecuatorianos?
En esta edición del encuentro es la primera vez que un gobierno se preocupa por los creadores.
¿Es decir que sin políticas de Estado se mantiene el letargo cultural?
Se deben crear becas, incrementos económicos en premios y otro tipo de motivaciones, además de crear concursos, certámenes y otras formas de difusión de la cultura.
¿El Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana Alfonso Carrasco Vintimilla es parte de esas políticas?
No, no, estamos a expensas de lo que nos da el Ministerio de Educación, no recibimos una cuota económica de la cartera de Cultura, que dio el apoyo para que vengan dos o tres colombianos, pero ninguna cuota económica. Ellos están empeñados en su Fiesta de la Cultura, que naturalmente tiene amplia resonancia, pero este evento no cuenta con su aporte.
¿Cuál es el monto del aporte económico del Ministerio de Educación y qué se puede hacer con esos recursos?
Son $ 50 mil y no se puede hacer mucho, nosotros teníamos un presupuesto de $ 60 mil, a través de un decreto del entonces presidente del Congreso, José Cordero Acosta, en el año 2002, con lo que se lograban hasta publicaciones. De pronto se redujo este presupuesto a $ 2.000 sin ninguna explicación por el Ministerio de Finanzas. Si no hubiese existido el apoyo del ministro Raúl Vallejo, no habríamos logrado esta nueva edición.
¿Quiénes son los literatos ecuatorianos que se descubren en este encuentro?
Tenemos un espacio joven y en él están, entre otros, María de los Ángeles Martínez, Juan Astudillo, Carlos Vásconez, Sebastián Lazo, Paola Martínez, que en este momento despuntan y son representativos, algunos cuentan ya con publicaciones, como María de los Ángeles. Estoy convencido de que van a dar mucho en el futuro.
¿Con todo esto, en qué momento se le sitúa a la literatura ecuatoriana?
Como en el momento del amanecer, porque son muy jóvenes todos ellos.