Quizás por esto Miles Davis, el jazzista más revolucionario de la época, buscaba su colaboración.

Un zurdo que tocaba guitarras para derechos poniéndolas al revés, Jimi era exótico y raro de pie a cabeza.

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En una época de polarización racial, Hendrix era un hippie psicodélico negro y sus conceptos musicales eran más afines con los extraterrestres volados que con la negritud oprimida de entonces.

Su habilidad para extraer efectos electrónicos con su guitarra eran legendarios, como en esta película queda evidenciado. Otras agrupaciones como The Who y los Yardbirds experimentaban con efectos que Hendrix dominaba y controlaba.

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Solo él podía inducir “feedback” con dos cuerdas mientras hacía la prima con el resto, dando la impresión de que tocaban dos guitarristas.

En esta edición del festival en 1970 Hendrix tocó acompañado del bajista negro Billy Cox y el baterista blanco de su primer grupo, Mitch Mitchell, como queriendo dar gusto racial a todos cuando a él lo único que le importaba era plasmar los sonidos musicales que rondaban en su imaginación.

Y así lo vemos haciendo una gran versión de All along the watchtower, de Bob Dylan, siguiendo la línea melódica; así como un rarísimo Sgt. Pepper’s de los Beatles, completamente abstracto.

Voodoo Chile ejemplariza su propio concepto de un blues psicodélico y volado usando todas las escalas y colores para lograr crear un híbrido musical total.

Como todo genio experimental, a veces no funciona, como en Freedom, pero luego deja plasmado un blues lento como en Red house, elevando el concepto tradicional y cantando con gran efectividad tradicional y revolucionaria a la vez que hace de este filme una verdadera joya indispensable para guitarristas en general y para Jorge Luis Mora, alias Harry Potter, en particular, quien mantiene viva la llamarada de Jimi Hendrix en el Ecuador.

Esta película se proyecta hoy a las 19:00 en el auditorio de la Casa de la Cultura del Guayas, la entrada cuesta $ 1.