El pastor Enrique Jara junto a tres de sus familiares, con una actitud cordial invitó a pasar a su hogar, en la X etapa de la cdla. Alborada, lugar donde durante 55 días (desde el pasado 23 de septiembre hasta el martes pasado) veló a una de sus cuñadas, Elextra Alemania Ríos, “en espera de que resucite”.
Ya en la sala, de no más de 20 m² y en cuyas paredes se destacan leyendas bíblicas, señala el lugar donde permanecía el féretro hasta cuando llegaron las autoridades a retirarlo.
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En primera instancia prohíbe que a él se le tomen gráficas, pero luego accede porque “recibió un llamado de Dios” que le decía que ya se lo podía fotografiar. Entonces relata que nunca imaginó vivir junto a un cadáver hasta el momento en que la primera semana del velatorio “recibió un llamado de Dios” que debía acatar y que consistía en “esperar la resurrección” de Elextra Ríos.
Igual convicción tiene Jorge Reyes Carrasco, técnico dental y esposo de la fallecida, quien asegura que pese a que el cadáver fue trasladado a la morgue, “los llamados de Dios”, que él también ha recibido, le indicaron que ella resucitará, incluso si ordenan que el cuerpo sea sepultado. Esta posición también la mantienen sus hijos, que son odontólogos, y otros familiares, como si se tratase de un hecho normal.
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El pastor Jara, quien es padre de un menor de 8 años, dice que desde 1986 ha asistido a templos evangélicos como la Asamblea de Dios (Luque y Rumichaca) y al Centro Cristiano, (av. Juan Tanca Marengo). Francisco Loor, pastor del primer templo, considera que Jara no ha asumido una posición correcta. “Una resurrección se da el día de la resurrección final”, dice e indica que sí se han dado casos de resurrección, pero poco después de muerta una persona, como ocurrió con una en su iglesia.
Según Jara, “no tenemos aire acondicionado, no había ni una mosca ni mal olor, nunca le pusimos formol, solo la primera vez luego de salir del hospital”, indica mientras asegura que él y un grupo que va cuatro días a la semana a orar a su casa no han sentido malestar por alguna descomposición del cadáver.
Rechaza que se haya dedicado a idolatrar al cuerpo y señala que el grupo forma parte de la iglesia Casa de Oración la Puerta del Cielo, que él lidera.
Dice que durante treinta años fue locutor en diversas radios, entre ellas, Cristal (como productor particular), Cenit, El Mundo y otras.
Lugares donde solía efectuar tertulias con locutores eran la dulcería La Palma y en la cafetería del hotel Guayaquil.
Fue en esa dulcería donde en 1992 conoció a Fátima Calderón, su esposa y hermana de la decesada. Su boda se dio “por un profeta que por medio de una menor de unos 11 años nos dijo: ‘Jehová es el que te está hablando, yo Jehová, tu Dios, los uno en matrimonio...’, luego rompimos a llorar”, narra con lágrimas.
Jara menciona que su convicción religiosa se inició cuando estaba a punto de lanzarse desde el balcón de la casa donde vivía (Víctor Manuel Rendón y Rumichaca), deprimido ante una enfermedad (dice que en su cerebro tenía el virus de la cisticercosis, de carnes mal cocinadas de cerdo).
“Cuando tenía extendidos los brazos para lanzarme al vacío, por primera vez escuché un llamado de Dios que me detuvo”. Expresa que esa misma voz se dirigió a él para ordenarle que mantenga en su casa el cadáver de su cuñada a la espera de la resurrección.
Jorge Reyes explica que en la sala ubicaron una videocámara para grabar el momento de la resurrección y registrar las jornadas de oración. Para determinar las fechas, detalla, como constancia ubicaban ejemplares de periódicos.
La charla concluyó con una oración de Jara, Ríos, una de sus hijas y un yerno, con los brazos extendidos y los ojos cerrados.