A Lynda Fabre Terán no le importa dedicarse al cine, aunque en ocasiones no cuente con suficiente presupuesto para producir una película y no estudie actualmente  una carrera relacionada con el séptimo  arte.

Con  24 años de edad, la joven ha realizado dos cortometrajes:  Si fuéramos uno y Sino, que fueron seleccionados para exhibirse en los festivales Cero Latitud y Crespicine, de Ecuador; así como en el Habana Film Festival, en Estados Unidos.

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Estos trabajos los cataloga  como “cortos bien hechos”, porque expresa que no han sido resultado de una tarea en la universidad sino de su labor profesional.

Asegura que no es fácil mostrar un cortometraje en el país, pues  la gente no está acostumbrada a apreciarlos y verlos. “La mayoría del público ignora lo que es un corto y no va al cine cuando se exhiben en las salas”, acota.

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Pese a ello, desde que grabó su primera cinta,  Si fuéramos uno, a los 20 años, buscó financiamiento en instituciones públicas como el Ministerio de Cultura, así como en empresas privadas.

Con este respaldo consiguió costear la realización de la cinta y los sueldos de las personas que trabajaron en ella.

Para captar el interés por sus cortometrajes, Fabre gestionó la proyección de su material en las cadenas Cinemark y Supercines, antes de la presentación de películas de cartelera. “Esta parte fue muy difícil, la gente se confundía y decía que eso (el cortometraje) no era el filme que querían ver. En el Ecuador no hay afición por los cortos”.

Similares esfuerzos  realizó en su último material,  Sino, cuya exhibición en las carteleras fue del 24 hasta el 30 de octubre.

Fabre, quien estudia en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), cursa la carrera de Publicidad porque dice que no hay una institución que ofrezca la carrera de Cinematografía. Ahora trabaja en un nuevo proyecto. Se trata de un largometraje que planea llevarlo como propuesta a la cadena estadounidense Fox.