La cantante se encuentra delicada de salud, debido al cansancio y a sus muchos compromisos artísticos.
Un desmayo por cansancio y subida de presión llevó el lunes pasado a la clínica a la cantante Hilda Murillo, informó su esposo, Pío Cupello. Debido a eso, se suspendió, para el próximo miércoles 8 de octubre, el concierto que debía realizarse para celebrar sus 50 años como cantante y en recordación al Día del Pasillo (1 de octubre).
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El doctor que atendió a la artista le recomendó 72 horas de descanso, por lo que los organizadores decidieron aplazarlo. La próxima semana, a las 20:00 y en el mismo escenario, la plataforma del MAAC, se realizará el espectáculo.
Una vida dedicada a la música
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Lleva 50 años en la música y todavía, al hablar de su carrera, la cantante ecuatoriana Hilda Murillo Saavedra se emociona y rememora con una buena dosis de nostalgia su trayectoria.
Para que sus seguidores saquen la cuenta, Murillo indica que tiene 57 años y que a los 7, al grabar con Fediscos su primer disco –de corte infantil–, se inició profesionalmente su actividad musical.
“Mi vocación es genética. Mis padres, Fresia Saavedra y Wacho Murillo, eran artistas y yo a los 4 años ya los acompañaba en el escenario tocando el cencerro”, anota. Indica que también por aquella época grabó con su mamá un disco de pasillos. “Mi padrino, el guitarrista Pepe Dresneir, me corregía porque en una parte del tema Flores del pasado yo decía ‘me pecho’ en lugar de ‘mi pecho’”.
Con voz entrecortada y ojos llorosos, Murillo revela que sus padres se separaron cuando ella tenía 6 años. “Estaba en sexto curso cuando él murió”, anota, mientras agradece a Dios por tener a su madre con vida y activa en la música.
“Ha sido mi compañera, amiga y crítica”, dice Murillo, y hace notar que en su niñez y adolescencia ella fue su representante, labor que luego asumió Pío Cupello, con quien se casó hace 35 años y procrearon dos hijas: Anita y María Pía, quien a su vez es madre de Gía Valentina (4) y Roberto Pío (2).
Luego de probarse en el canto y acompañar por un buen tiempo a Saavedra en presentaciones de radios como Cóndor y América –y escenarios como el American Park–, Murillo indica que empezó a recibir contratos propios. “Entre mi madre y yo se costearon mis estudios. Pasé por muchos centros educativos, porque a los directivos les desagradaba la idea de que fuera artista, ni doña Fresia quería que lo fuera”.
Ella quería que tuviera un título y Murillo la complació. Se graduó de bachiller en el colegio Sagrados Corazones, siguió la carrera de medicina y hasta hizo prácticas, pero lo dejó todo porque los compromisos artísticos crecían, así como sus viajes al exterior.
Para el mercado estadounidense, y bajo el sello Remo Records, Murillo grabó un disco con los temas Olvidarte nunca, Poema 20, Qué voy a hacer con este amor y Palabras, palabras, siendo este último (compuesto en Italia) el que le abrió las puertas de emisoras como Wado y le dio una nominación al Grammy en 1973.
También por la década del setenta, Murillo fue nominada al premio Ace, el cual ganó superando a las intérpretes Luisa María Güell (Cuba), Angélica María (México) y Sofie (Puerto Rico). “En esa entrega conocí a Pío y recibí el trofeo de mi actor favorito: Braulio Castillo”.
Con el apelativo de Triunfadora de América, que ganó tras la entrega del premio Ace (recibido también en el 2000), Murillo representó al país en el Festival OTI de la Canción 1973 que se desarrolló en México. “Estaba entre las favoritas, pero al quedar en el cuarto lugar supe que en las competencias internacionales prima la supremacía de las disqueras”.
Aunque gusta de la música nacional, el género romántico la caracteriza en los escenarios y, para que nadie la juzgue por grabar covers, adelanta que esta siempre ha sido una estrategia musical. “Cuento con muchas adaptaciones, pero también con temas inéditos. Pepa Carmigniani, Nela María de Ortega y Enrique Izquieta me han dado sus composiciones. De él grabé Artista de mi gente, el cual me identifica y encanta”.
La artista considera que para mantener una carrera musical se requiere de mucha perseverancia, mas admite que hace menos de una década pensó en retirarse por una afección en la garganta, que luego superó.
Justamente por la música, Murillo anota haber ganado no solo preseas sino el contacto de la gente y el paso del escenario a la TV. En 1976, y por cinco años, condujo en Canal 4 ‘Hora y media familiar’. También por esa televisora, ahora RTS, presentó el segmento Alegrísimo en ‘La feria de la alegría’.
Hace cuatro meses se integró a Ecuavisa Internacional con ‘El show de Hilda Murillo’, al aire los viernes (05:30 y 23:00) y sábados (03:30 y 23;00).
Con los también intérpretes Tata Villao, Amado Terán y Tito del Salto (ya fallecido) formó el cuarteto Añoranzas. Ha compartido escenarios con varios artistas internacionales, como Celia Cruz. Y viajado por numerosos países. Además de EE.UU., Panamá, Colombia, República Dominicana, México, Perú, Chile, entre otros.
“He tenido la oportunidad de actuar en ‘Siempre en domingo’, del fallecido Raúl Velasco, y ‘Sábado gigante’, de Don Francisco, aún en pantalla. Allí canté a finales de la década de los ochenta los temas Bésame y Qué te parece, de Enrique Izquieta”, expresa Murillo. “Todos perseguimos ser exitosos y marcarnos una meta, lo cual hay que hacer sin olvidar que siempre hay algo que aprender”, dice Murillo, quien tiene como comadre a la también ecuatoriana Betty Pino (una de las latinas famosas que reside en EE.UU.) y la fallecida intérprete española Rocío Jurado.
FOTOPRODUCCIÓN: Carlos Barros en la Sala del MAAC Cine