A sus 7 años, acompañando a su mamá a hacer compras navideñas, vio una guitarra de juguete pero de tamaño y características reales. Señaló el instrumento y lo pidió. Pero le regalaron una guitarra pequeñita y con botoncitos. Nunca había llorado tanto. Pese a esa desilusión, con su letra de niña de 8 años, empezó a escribir canciones que su madre aún conserva. Su primera guitarra de verdad la tuvo a los 12 años. No pudo  ingresar al conservatorio, así que aprendió sola y por imitación.