El gobierno del primer ministro belga Yves Leterme buscaba salir este lunes de una nueva crisis, tras la decisión de sus aliados nacionalistas flamencos de la NVA de negarse a negociar con los francófonos una reforma del sistema federal del reino.

El impacto de la decisión adoptada el domingo por la NVA (Nueva Alianza Flamenca) quedó reducido en parte tras el anuncio del gobierno regional flamenco el lunes de avanzar con esas negociaciones sin la participación de esa fuerza.

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Todos los partidos representados en el gobierno de la principal región belga, Flandes (seis millones de habitantes) se pronunciaron por el lanzamiento de las discusiones sobre una reforma del sistema federal, tal como propusieron el viernes los mediadores designados por el rey Alberto II.

Esta decisión unánime fue posible luego de que el único ministro nacionalista del gobierno regional, Geert Bourgeois, anunciase su renuncia, una medida lógica tras la negativa de su partido NVA a participar en esa negociaciones.

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Esta renuncia parece sellar el divorcio entre la NVA y el Partido Cristiano-demócrata flamenco (CDV) al que pertenecen tanto el ministro-presidente de la región de Flandes, Kris Peeters, como el primer ministro Leterme.

Pero si la decisión del gobierno flamenco desactiva un poco la crisis política belga, no soluciona todos los problemas de Leterme, ya que la defección de la NVA le hace perder la mayoría con la que contaba en la bancada flamenca del parlamento federal.

Leterme conserva de todos modos una importante mayoría en la bancada francófona y una mayoría global que le permite mantener su poder, aunque en una situación política muy poco cómoda.

La misión de mediación para poner fin a la crisis belga fue lanzada el pasado 17 de julio a raíz de la incapacidad de Leterme de lograr un compromiso sobre la reforma estatal.

Los impulsores de esta reforma en un sentido confederal son los flamencos (60% de los 10,5 millones de belgas), que reclaman desde hace años y cada vez con mayor insistencia una mayor autonomía para su región (Flandes, la más rica del reino) en materia fiscal, de seguridad social o de política de empleo.

Si hasta hace poco los francófonos de las otras dos regiones de Bélgica, Valonia (sur) y Bruselas Capital, afirmaban que no era necesario establecer un nuevo equilibrio institucional, su opinión parece haber evolucionado desde las elecciones legislativas de junio de 2007, punto de partida de la actual crisis.

En el medio han quedado un récord de más de cinco meses sin poder formar gobierno tras dos intentos fallidos del propio Leterme en la segunda mitad de 2007, cuatro meses de un gabinete de emergencia del saliente primer ministro Guy Verhofstadt y otros cuatro meses de una coalición que no logró sus objetivos pero fue mantenida en el poder en julio pasado.