Lograr armonía entre el tiempo que se dedica a la familia y el trabajo y aumentar así la productividad es el propósito de una nueva teoría económica que se aplica en Europa y Latinoamérica. El escenario laboral cambió en las últimas décadas y no solo se volvió más exigente para todos, también más complicado, competitivo y estresante. Tanto, que para incursionar con éxito en ese mundo se le fue quitando espacio a la familia o se tuvo que prácticamente escoger entre uno de los dos. Las causas están a la vista: la mujer ingresó a la vida empresarial y mejoró su preparación accediendo cada vez a cargos más altos; ahora los dos cónyuges trabajan fuera de casa y las familias monoparentales (con uno de los dos padres) se incrementaron.Ello se ha vuelto para muchos un verdadero conflicto entre el trabajo y el hogar, por  el tiempo usado, los altos niveles de estrés o porque una de las dos actividades bloquea el  desarrollo de la otra.  ¿Es posible compaginarlas o estamos destinados al caos? Una nueva teoría económica pretende lograr una armonía entre ambas como una receta mágica para mejorar la productividad en las empresas.Se denomina Empresas Familiarmente Responsables y aunque la propuesta  parecía incompatible, imposible y atrevida, hoy se aplica con buenos resultados en Europa y Latinoamérica y es considerada una de las más altas estrategias para retener y atraer talentos. Se trata de establecer políticas internas que busquen un sano equilibrio entre las realidades laboral y familiar. El resultado: empleados satisfechos, leales y comprometidos con la empresa. Las políticas, que varían según la compañía y sus necesidades, pueden ir desde flexibilidad en el tiempo de trabajo y en la autorización de permisos hasta pasar menos horas en la oficina gracias al uso de herramientas tecnológicas. “Hay flexibilidad en el tiempo de trabajo, que por ningún motivo quiere decir que se trabaje menos. A veces resulta que en una empresa que tenga muy cimentada esta estructura se labora  más o se es más productivo”, explica Luis Fernando Salas Rubio, un estudioso de la teoría y gerente general de la Compañía de Seguros Ecuatoriano Suiza, donde se aplica la propuesta. Da ejemplos: Si un empleado tiene la necesidad de un permiso para atender a un familiar, se le considera su requerimiento, aunque este no esté contemplado en el Código Laboral. “Tenemos claro de que muy probablemente si no puede hacerlo, esa persona va a  tener un desempeño laboral inferior”. De hecho, en Alemania la mayor causa de ausentismo ya no es por enfermedades coronarias sino por aquellas relacionadas con el estrés laboral. A eso se suma que hay un costo no medido, dice Salas, cuando el ausentismo es de mente (el empleado está  físicamente ahí, pero su desempeño es muy pobre debido a los problemas que tiene). En la empresa que él dirige, el concepto de familiarmente responsable se aplica desde el 2000.  Se empezó por implementar medidas en la organización empresarial y el denominado Teletrabajo, que permite laborar sin estar en la oficina a través de herramientas virtuales, como   internet, la laptop o los celulares, según las áreas. “No es cuestión de no cumplir horarios, se los cumple. Por alguna situación coyuntural a lo mejor se sacrifican más horas en la jornada de trabajo, pero en la mañana se toman dos horas para la presentación de su hijo en la escuela”, señala Salas. Para establecer estas políticas es necesario tener a alguien que las lidere y transmita a los jefes departamentales. Tannya González, jefa de recursos humanos, dice que lo primero es tener claro que los resultados se dan a mediano y largo plazo y que es un tema netamente de empatía con los empleados. “Una de las cosas más interesantes es que tú tienes que conocer a tus empleados,  saber cuáles son sus prioridades, su entorno, qué le afecta, cuando una persona viene cabizbaja qué le puede estar pasando; si tiene hijos, cómo están ellos, dónde estudian”, indica ella. La mayor inversión es de tiempo, porque se trata de escuchar y canalizar los problemas o el estado de ánimo de los empleados. El tema se vuelve más complejo con empresas grandes,  por eso es necesario hacerlo con grupos que lideren el proceso. En España  lo aplican Repsol, Bimbo, Caja Madrid y está tan arraigado que la Fundación +Familia (impulsada por la Federación Española de Familias Numerosas, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales), con apoyo del IESE, ha desarrollado un modelo de certificación.Su propósito es auditar a las empresas que lo pidan y reconocer a aquellas que efectivamente cumplan los criterios para ser consideradas familiarmente responsables. Es una norma de calidad, que mide parámetros como  flexibilidad e igualdad de oportunidades. “Implica tener políticas sensibles, sí, pero el compromiso de la persona con la organización hace que se reduzca la rotación de personal. La gente empieza a valorar a la empresa no solo por salario o los puestos.  Al ser tu familia tu principal responsabilidad eso no tiene precio”, indica González. Son procesos nuevos, que empiezan a difundirse en las compañías ecuatorianas. El IDE (Instituto de Desarrollo Empresarial) dictará un curso en septiembre próximo sobre responsabilidad social empresarial, donde las empresas familiarmente responsables serán uno de los conceptos por abordar. Expertos en dirección de empresas, planificación y finanzas explicarán la teoría que busca beneficiar a la esencia de la sociedad, la familia. (K.V.)