Con su octava medalla de oro, Michael Phelps celebró abrazando a su madre, Debbie.
Con gran entusiasmo tras conseguir el récord de ocho medallas doradas en una sola edición de Juegos Olímpicos, el nadador más grande del mundo simplemente deseaba darle a su madre un abrazo como Dios manda. Y así lo hizo Michael Phelps.
“Lo primero que me gustaría hacer es simplemente abrazar a mi mamá. Literalmente la he visto cerca de 30 segundos en todo este tiempo”, sostuvo Phelps, cuya madre, Debbie, ha estado firme en la tribuna durante esta semana, siempre llorando mientras su fantástico hijo se colgaba las medallas.
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Con su octava presea alrededor de su cuello, Phelps trepó luego de la carrera pasando por encima de los fotógrafos en la tribuna de prensa y así pudo alcanzar y besar a su madre y hermanas en las gradas superiores.
“Ella simplemente dijo felicitaciones. Y entonces comenzó a llorar, y yo comencé a llorar y entonces mi hermana comenzó a llorar. Realmente no hemos pasado demasiado tiempo juntos”, contó Phelps.
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El nadador, cuyos padres se separaron cuando él era muy pequeño, admitió que “todavía soy un nene de mamá”. Luego de unas vacaciones con amigos para celebrar, Debbie desea que se ponga a trabajar y que compita en el campeonato mundial del 2009, en Roma.
“Mi mamá me dijo que mejor que me una al equipo de EE.UU. porque ella quiere ir a Roma. Por lo que ahora tengo la presión de mi mamá”, sostuvo.
“Una de las cosas que deseo hacer es tirarme en mi cama durante cinco minutos y simplemente relajarme”, reveló Phelps, luego de que EE.UU. triunfara ayer en los relevos 4x100 estilos combinados y él cumpliera su sueño de un octavo oro.
“Estoy agradecido porque todo ha salido casi perfecto”, concluyó Phelps.