Su argumento es una parodia que se torna en burla: Zohan, un indestructible agente antiterrorista del gobierno israelí, harto del conflicto en su país, finge su propia muerte para materializar su sueño: convertirse en peluquero y vivir en Nueva York. Se alucina cuando ve que en la Gran Manzana judíos y palestinos conviven en paz, hasta que su gran enemigo (duele ver a John Turturro haciendo este absurdo papel), igual de inmortal, llega a buscar venganza. Se trata, como es obvio, de un producto al servicio de las dotes humorísticas de su protagonista, empleadas aquí en forma irritante e insultante. Es que, a mi modo de ver, Sandler hace comedias, pero no es cómico. Algunas de sus entregas provocan risa, pero no es humorista. Después de este título, habrá caído para muchos en desgracia.