El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, aumentó el control sobre la economía de su país con un nuevo paquete de decretos que fortalecen el poder del Estado para nacionalizar empresas e intervenir el mercado, meses antes de unos apretados comicios regionales.

Las medidas, aprobadas por Chávez el último día que gozaba de poderes especiales para legislar por decreto, son parte de su agresiva agenda política iniciada en el 2007 para implantar el socialismo y algunas son iguales a unas propuestas rechazadas en un referéndum en diciembre.

Las leyes dan al Mandatario nuevos mecanismos para luchar contra la tasa de inflación más alta de Sudamérica, en momentos en que sus seguidores se quejan del fuerte aumento de los precios, que se aceleraron el 22,5% en el 2007.

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Opositores acusaron a Chávez de intentar “colar” parte de su fallida reforma constitucional y de no discutir públicamente el paquete legislativo.

“El gobierno, porque le dio la gana, sacó estas 26 leyes y las metió de contrabando y en la noche, aspectos a los que ya el pueblo venezolano, de manera clara, dijo que no”, opinó el dirigente opositor Julio Borges.

Estas leyes permiten a Chávez nombrar autoridades regionales y proveerles de recursos, lo que le facultaría retener el control en estados clave, incluso si sus candidatos son derrotados en las próximas elecciones a gobernadores y alcaldes previstas para noviembre.

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Los decretos encajan con la visión centralizada de la economía que tiene Chávez, al otorgar al gobierno amplios poderes para intervenir en cualquier fase de la cadena de producción, incluso puede conformar comités para decidir cuánta comida debe ser consumida en ciertas regiones.

“El Estado está definiendo qué es lo que debe comer el venezolano, cuánto comer, dónde adquirir su marca”, dijo Pablo Baraybar, presidente de la Cámara de la Industria.

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Chávez lanzó en el 2007 un ambicioso plan para nacionalizar sectores clave como las telecomunicaciones y el  energético, que acabó con la salida de los gigantes petroleros Exxon Mobil y ConocoPhillips.

Tras su derrota en el referéndum de diciembre, Chávez comenzó el año a un ritmo más pausado, pero luego anunció estatizaciones en el sector siderúrgico y cementero, para seguir el mes pasado con el anuncio de que comprará el banco del español grupo Santander.

Chávez tiene amplio apoyo gracias a sus multimillonarios planes financiados con el petróleo, pero la inflación comienza a comerse los beneficios que reciben los estratos más pobres.

Analistas creen que el apoyo de sus seguidores empieza a resentirse por “la mala gestión de la revolución” en servicios públicos, inseguridad y vivienda, aunque suelen culpar al entorno presidencial.

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