| cicaza@eluniverso.comNo todo lo que brilla en el cine popular vale la pena. Aquí algunas razones, a propósito del Festival Eurocine 2008 en Supercines Los Ceibos. La mayor parte de mis amigos pone un dedo acusador en mi nariz. “Tú y tus películas; solo las entienden los intelectuales”. Eso de encasillarlo a uno como “intelectual” (algo así como estar contagiado por el sida o la lepra), solo por apreciar una pluralidad esencial en la cultura cinematográfica, es el pasatiempo común en una ciudad donde todavía el cine arte conlleva serias dificultades a los exhibidores en las cadenas de los malls.Por eso la captación tan sui géneris de una audiencia de cinéfilos en vías tradicionales como los Supercines es absolutamente reconfortante y necesaria. El grupo Ochoymedio nos ha galvanizado el cráneo durante casi tres semanas con el Festival Eurocine, que continúa una semana más.Irma Vep, la película francesa que abrió el evento, tenía una escena perfecta para ilustrar la singular actitud del público. Allí el joven y agresivo conductor de un documental sobre la filmación de la película dentro de la película (titulada Irma Vep), se refiere a muchos directores franceses con una rabia que parece ancestral: “¡Es un cine ombliguista, solo se miran el ombligo y todas sus películas son solo para ellos!”. Lo divertido de la secuencia es que esto sucede dentro de una película que es precisamente una perfecta muestra de lo que acusa. Oliver Assayas, su director, era un crítico de la revista Cahiers du Cinema, convertido después en realizador, al igual que muchos de sus predecesores en la Nueva Ola. E Irma Vep –que vuelve a exhibirse el jueves a las 19:15– es la dislocada y deleitante divagación sobre el cine contemporáneo hecha con un humor inimitable, siempre al borde de catástrofes impredecibles.El cine francés va a dominar la programación esta semana. No es para menos, porque la primicia de estas películas es que fueron seleccionadas por el editor de la revista Cahiers du Cinema, que después de más de cincuenta años de su inauguración también se publica en español. Hoy estará Flandres (2006), a las 17:00, escrita y dirigida por Bruno Dumont. El filme es brutalmente realista en su visión de las vidas de jóvenes campesinos que son enlistados por el ejército y depositados en una guerra desconocida. Démester (el actor Samuel Boidin) no parece reflejar ninguna emoción en la relación con una chica promiscua. Lo que la película desvela es el lado oscuro y patético del amor, cuando el horror de la violencia bélica altera las vidas de todos.Hoy, a las 19:00, también habrá un condimento con el más rancio abolengo del cine de autor: Mi noche con Maud (1969) de Eric Rohmer. Esta podría haber sido la película que indignó a ese joven periodista de Irma Vep, porque aquí todo se reduce a un jugoso e intelectual blablablá entre una pareja (Jean Louis Trigtinant y Francoise Fabian), donde las veleidades sensuales típicas del cine europeo pasan a segundo plano y lo que nos queda son las ideas que pueden erotizar a una pareja. ¿Lo captan? Me gustaría ver otra vez esta cinta, porque cuando la vi hace décadas en Nueva York mi reacción fue ambigua. Pero de eso se trata mucho del cine moderno: ya nada tiene que reducirse al “me gusta, no me gusta”. Precisamente también por eso viene Jean Philippe Tessé, crítico de Cahiers du Cinema, invitado al evento el lunes 30, a las 20:00, en la Alianza Francesa, para profundizar sobre estas reflexiones, incluyendo su apoyo a la formación de una sociedad de críticos de cine en Ecuador.