“Ni se coge arroz, ni se vende”. Así describe Ana Contreras, dueña de la piladora Don Hugo, ubicada en la vía a Valencia, la situación que atraviesa el sector arrocero por estos días.

En esta piladora, con capacidad para almacenar 30 mil quintales de arroz en cáscara, se optó hace quince días por no adquirir la gramínea a los productores por dos factores: el riesgo de adquirirlo a un precio para venderlo en menos o el de quedarse con demasiado arroz y no poderlo comercializar. 

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El hecho, coinciden agricultores, obedece al anuncio del presidente Rafael Correa de suspender las exportaciones de arroz a Colombia como una medida para regular los precios internos del producto.

La restricción, sin embargo, creó problemas en el mercado local. Ecuador, que consume 40 mil toneladas anuales, siempre registra excedentes en su producción y eso es lo que se destina a la exportación.

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Al no salir ese arroz y persistir la sobreoferta se genera una caída de precios. “Hace unos días pagaban $ 28 por saca. Luego del anuncio (de Correa) quieren dar $ 23 o $ 24, cuando nos cuesta más de $ 29 producirlo; y como puede seguir bajando, las piladoras mejor ya no cogen”, comentó un campesino preocupado por no tener dónde almacenar su arroz.

De hecho, en Don Hugo permanecen decenas de sacos comprados con anterioridad que no se pueden vender. “Nos mantenemos por ahora trabajando con Pronaca, que nos paga por la secada del arroz. Pero pilado no estamos haciendo”, agrega Contreras, tras afirmar que otros negocios están como centros de acopio y cogen el producto a consignación.

Sergio Abril, encargado de la piladora Angélica, en Babahoyo, también cuestiona la medida del Gobierno. “Se debe abrir la frontera. Se está quedando mucho arroz y como la gente está desesperada por vender acepta un precio que lo quiebra o busca otras maneras”, dice.

Al respecto, Víctor Haón, de la Asociación de Productores de Ciclo Corto (Aprocico) de Quevedo, sostiene que grandes cantidades del producto se están desviando por las fronteras. “En Colombia y en Perú se paga por el saco hasta $ 60. El Gobierno debería darse cuenta. Regular que en el comercio interno se venda barato está bien, pero que le den al agricultor la alternativa de recuperar su inversión con las exportaciones sería lo lógico”, expresa.

La  Corporación Aduanera Ecuatoriana detectó  225 bultos (de 200 libras cada uno) que pretendían transportarse ilegalmente a Perú, un hecho que   revela esa situación.

La entidad informó ayer que la noche del miércoles pasado detuvo un camión que salió desde Babahoyo hacia Huaquillas con ese cargamento.