Estaba a unas seis cuadras de su vivienda, “en un sector que siempre está oscuro”, narra. De pronto los dos antisociales inidentificados le cerraron el paso. Uno la agarró del cuello, mientras el otro le revisaba los bolsillos para ver si hallaba dinero. De pronto, cuando ella ponía algo de resistencia al brutal ataque, el sujeto que la había agarrado por la espalda accionó el revólver calibre 38, con el que había permanecido apuntando la sien derecha, y le disparó.
Fue un momento traumático para la mujer de 27 años, que no pudo llegar a casa como tanto lo anhelaba. La bala ingresó por el costado derecho del cuello, a la altura de la clavícula. Personas caritativas la recogieron, mientras los dos criminales huían por las oscuras calles. Al rato llegó un patrullero que la trasladó al hospital Universitario, donde comenzó otro drama que tardó unas cuatro horas, pues en esa casa asistencial y, pese a sus ruegos de que le extraigan el proyectil, no lo hicieron, “porque era riesgoso”, le habría dicho un médico. Luego la llevaron al hospital Guayaquil, “no me recibieron, porque dijeron que no tenían cama”.
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Eran más de la 01:30 del 13 de abril, cuando llegó a la sala de emergencia del hospital Luis Vernaza. Ahí, invadida por las consecutivas depresiones, permanece con la cadera y las piernas inmóviles, siempre recostada en la cama dos de la sala Julián Coronel. Para ella, hoy su única esperanza es que la médula espinal se desinflame para poder ser intervenida.
Mientras espera ese momento, después del cual anhela volver a caminar, ella cuenta que extraña demasiado a sus hijos: Darwin, de 12 años; Katlin, de 7; y Jonathan, de 3; quienes permanecen al cuidado de su suegra, Gloria Tello. Pues su esposo, Luis Preciado, no puede descuidar el trabajo que tiene como albañil porque debe cubrir los gastos de los niños y de la atención médica que hoy ella recibe en la casa asistencial.
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Al momento, dice, ya acumula una deuda de al menos mil dólares, aunque reconoce que en el hospital la han ayudado. Habla de las deudas y señala la serie de medicamentos que está ingiriendo, con la intención de que la médula espinal se desinflame, y muestra la huella que dejó la bala. Tras casi 50 días, la herida ya ha cicatrizado.
Para cualquier ayuda, las personas pueden comunicarse llamando a los teléfonos (08)507-3055 o al (09)751-0034.
DENUNCIAS
NOMBRE: N.N.
HECHO: ‘En La Floresta la
inseguridad es insoportable’
CIUDAD: Guayaquil
“He sido víctima de asaltos en dos ocasiones, en la ciudadela La Floresta 1 (sur), en la primera entrada viniendo desde la av. 25 de Julio, cerca de la escuela comunal. Desde hace tiempo hacen guarida ladrones y vendedores de droga. Dos conocidos como Memín y Pato Mudo roban todos los días y hasta participaron en una muerte”.
NOMBRE: Marlon Bravo
HECHO: ‘Se me llevaron mi
carro y aún no lo encuentro’
CIUDAD: Guayaquil
“El pasado 26 de mayo me sustrajeron mi auto, un Suzuki Forsa II, de color gris, de placa GHB-092, en las calles San Martín y Chile, centro, donde estaba parqueado. Eran aproximadamente las 11:00 y hasta el momento no aparece por ningún lado mi vehículo. Llamé a la Policía, pero no hubo una reacción, primero debía denunciarlo”.
NOMBRE: L.P.
HECHO: ‘En Mucho Lote hace falta control policial y luz’
CIUDAD: Guayaquil
“Soy habitante de la urbanización Mucho Lote. Solicito, por favor, se ponga un PAI en este sector, porque en las noches llegan a robar muchos ladrones, que sabemos vienen especialmente de Bastión Popular. Ellos aprovechan que cerca de la mz 2391 hacen falta luminarias. En la noche es oscuro, los delincuentes varias veces se han metido a las casas para robar”.