Al no cerrarse o condensarse las dos ideas en un mensaje único, todo queda a la libre interpretación. A lo contradictorio entre cambio al futuro y un pasado que va quedando atrás. Un mensaje promocional que debiera ser directo, hace todo lo contrario. Nos encontramos ante una deficiencia publicitaria muy frecuente en nuestro país: no existe conciencia de lo que se está transmitiendo. Se juega seguido con la ambigüedad de los mensajes (que puede ser un recurso) o con lo “bonito” que pueden resultar algunas imágenes o canciones y no se preguntan, ¿qué ideas o valores estoy transmitiendo?