Las operadoras de telefonía celular reciben un promedio de 150 reclamos anualmente.
A pesar de que han transcurrido casi quince años desde que las operadoras Conecel y Otecel, dueñas de las marcas Porta y Movistar (primero Celular Power y después Bellsouth), llegaron al país, las quejas en torno al servicio celular no cambian.
La estatal Telecsa, que ingresó al mercado con su sello Alegro en el 2003, enfrenta los mismos problemas en el mercado.
Publicidad
Según el Centro de Atención al Usuario (CAU) de la Superintendencia de Telecomunicaciones, los reclamos más recurrentes de los abonados han sido sobre la calidad del servicio y la facturación.
Las inconformidades, sin embargo, no llegan al 2% del total de usuarios que cada una de las operadoras administra, pero las molestias siguen.
Publicidad
Yadira Gómez, usuaria de Porta, por ejemplo, asegura que su conversación por celular no es nítida y cada vez que habla “hay un ruido agudo que me duele el oído, además, los mensajes no llegan completos”.
El mismo problema tiene Javier Paredes, comunicador social y usuario de Alegro. Él reprocha la falta de un servicio continuo: “En la conversación, las palabras se cortan y los mensajes llegan tarde”, dice.
Gloria Revelo, docente y usuaria de Movistar, no está segura “si es mi aparato (teléfono) o la operadora la del problema, pero no entran las llamadas y solo un mensaje me indica que me llamaron de tal número”.
A Ubaldina Galarza, en cambio, le toca correr por toda la casa para ubicar “un rincón” en donde la “señal de Porta no se corte”. Ella vive en Guamaní Alto, al sur de Quito, en el barrio Bellavista de Cornejo.
Hasta marzo pasado, las tres operadoras tenían 10,37 millones de abonados: 7,16 millones eran de Porta, 2,67 millones de Movistar y 530.786 de Alegro.
De acuerdo con la Suptel, solo entre el 2003 (año en que nació el Centro de Atención al Usuario) y el 2007 las telefónicas recibieron reclamos en un promedio de 150 al año.
Entre 1998 y 2003, las fallas eran resueltas directamente por la operadora, y entre 1993 y 1997 “no se reclamaba”, recordó Wilson Villacís, un jubilado que adquirió un teléfono en 1994.
Paulina Agami, cliente de Otecel, aseveró que ese crecimiento del mercado ayudó a mejorar la cobertura, pues pasó de la tecnología AMPS a TDMA, luego a CDMA y finalmente a GSM.
En el 2003, con el ingreso de Alegro, las tarifas disminuyeron, el control de las autoridades tuvo presencia y los reclamos afloraron.
El servicio, en la década del noventa era considerado “de lujo”, dicen los usuarios. Por eso, para el jubilado Villacís, a pesar de las falencias que las telefónicas puedan presentar, “el servicio es bueno”; y con esa percepción coincidió Jaime Guerrero, secretario nacional de Telecomunicaciones (Senatel), al calificarlas con 7,5 sobre diez, a pocos meses de firmar los nuevos contratos celulares.
Reacción
El magnate mexicano Carlos Slim aseveró el viernes pasado que está dispuesto a negociar y pagar para renovar concesiones de operación en América Latina, luego de que una de sus empresas (Porta) negoció una millonaria cantidad para seguir operando en el país. “Algunas cosas se venden y hay que pagarlas, unas licencias se venden y hay que renovar la licencia”, aseveró Slim a la agencia Reuters.