El grupo cultural “gótico” lleva las insignias de una cultura que el fundamentalismo confunde con los pandilleros y el demonio.

Con su pelo largo y vestimenta negra tienen el pensamiento profundo que lleva a la filosofía del conocimiento, el gnosticismo.

No temen a la muerte. La muerte es una actitud mental, dicen. Creen que los muertos están presentes, dándoles más fuerza y optimismo para cambiar esta sociedad.

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Quienes los califiquen de satánicos, no son más que oscuros de ideas que llevan el signo de la ignorancia y una careta de hipocresía y de procesión.
Carlos Benalcázar Pavón,
Guayaquil

Los jóvenes buscan su espacio y necesitan ser escuchados, tomados en cuenta, ser amados. Muchas veces, cuando no lo consiguen, se amparan en ciertas cosas como grupos, movimientos, tendencias, etcétera, donde entre jóvenes comparten y se comprenden.

Esto que se ha difundido de la agrupación, “cultura”, movimiento o como quiera denominárselo, “gótico”, y que se ha difundido porque algunos de sus seguidores estuvieron en un festival, en una discoteca de Quito donde hubo un incendio que provocó muertos, va mucho mas allá de la imagen o moda que ellos representan.

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Pelos parados pintados de rojo, verde; ropa llamativa totalmente negra; caras, uñas y lenguas pintadas de negro; camisetas, chompas, anillos, collares con signos, frases, símbolos sobre el diablo, las calaveras y la muerte; música ruidosa; ademanes, baile y vocabulario propios de ellos, y muchas otras manifestaciones, llaman la atención.

Pero más debe preocupar qué es lo que los motiva a eso; cómo son sus vidas, hogares; qué problemas tienen; qué les preocupa o no les preocupa; cuáles son los ambientes de donde provienen; qué necesidades tienen; qué esperan de la vida; quiénes realmente son.

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La familia es el núcleo principal de la sociedad, y de ella nacen, salen los valores con los que va a contar el país, la patria. Temas como los de las pandillas, la drogadicción, el alcoholismo y otros, tienen su raíz muchas veces en el hogar. Si en una familia la persona no encuentra amor, atención, comprensión, estímulo y todo lo que lo ayude a crecer con seguridad y utilidad como ser humano; lo buscará fuera de la misma y algunas veces por caminos que en el fondo no llenarán esas faltantes.

Los gobiernos, a través de sus ministerios que tengan que ver con el bienestar de las sociedades y las familias, o con planes o fundaciones especializadas, deben realizar programas que se encaminen a dar atención a los hogares, a los padres, a sus hijos, a los niños, adolescentes y jóvenes, para que consigan un desarrollo integral.

Cuando ocurren casos como los de la discoteca Factory, donde están involucrados jóvenes y hay tragedias, por lo general se quedan en cosas materiales, como en buscar a los causantes de la tragedia, en echarse la culpa unos a otros, en hablar de cómo se peinaban o vestían las víctimas, en ver qué medidas de seguridades hay que tomar para todo espectáculo público y privado, que si había candados o si las puertas estaban cerradas y la gente no podía salir corriendo en caso de un incendio o desmán, etcétera.

De lo que me he podido dar cuenta, es de que jamás se busca en la profundidad del asunto o problema que ocurre, solo se trata de aplicar una que otra solución “parche”, pero no se quiere ver el tema social que no solo abarca a ese grupo de perjudicados, sino que constituye una problemática que engloba a todo un conglomerado, y que en ese suceso también está reflejada la realidad de una sociedad, de un país.

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Mientras no pensemos primero en nuestras familias ni trabajemos por ellas en lo psicológico, mental, afectivo, educativo, etcétera, no dejaremos de tener jóvenes que busquen ciertas alternativas de vida que, como dije antes, llamen la atención por ser copias de culturas extranjeras y algunas veces sus vidas terminen en hechos lamentables.
Sonia de Trujillo,
Ambato