Como en aquella oportunidad en la discoteca Cromagnon, que cobró la vida de 194 personas, el incendio en la disco The Factory en la ciudad de Quito obedeció, sin duda, a múltiples factores que aún deberán ser investigados. No obstante, algo se repite en estas situaciones, la distorsión en la percepción de los riesgos por parte de todos los actores: los jóvenes que creen que usar pirotecnia en lugares cerrados es “divertido” y no tiene consecuencias; y los propietarios y los organizadores de eventos que no utilizan materiales ignífugos apropiados, permiten el acceso de un número de asistentes muy superior a la capacidad del local, dejan puertas de emergencia cerradas...
Entre todos estos factores parece existir un elemento en común: personas que creen que los problemas son de otros, que otro es responsable de prevenir y controlar, que solo a otros les puede ocurrir algo doloroso.
Estos eventos dejan heridas muy profundas en las familias y en toda la comunidad, las cuales no cicatrizan con solo encontrar a los culpables.
Tal vez ya sea hora de que trabajemos más intensamente desde la educación para que tanto dolor se transforme en oportunidad para modificar nuestras conductas de riesgo.
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Claudia Gómez Prieto,
licenciada en especialización de factores psicológicos y psicosociales de emergencias y desastres, Buenos Aires, Argentina