Ahora, más que nacionalización, se trata de crear empresas mixtas en las que el Estado tiene mayoría de acciones y controla la operación, pero participan las transnacionales.

En el caso actual de las cementeras “no vamos a la negociación, como ha sido con distintas empresas, sin ningún tipo de atropello... indemnizando lo que se deba indemnizar”, dijo el vicepresidente venezolano, Ramón Carrizález.

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En los últimos meses, el mandatario venezolano, Hugo Chávez, ha adquirido para el Estado empresas menores en el sector de alimentos, como una planta lechera y una compañía de frigoríficos para carne, y ha declarado de utilidad pública empresas que pasaron a ser propiedad de sus empleados.

Chávez lleva adelante una batalla contra el latifundio y ha expropiado fincas.

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La cementera mexicana Cemex, la tercera mayor del mundo, podría librarse de los planes de Venezuela para nacionalizarla porque sus activos han estado en manos privadas, dijo una fuente cercana a la firma.

El Presidente explicó que el proyecto solo afectaría a compañías privatizadas por gobiernos previos. Cemex ingresó al mercado venezolano en 1994 con la compra de la compañia Vencemos, que nunca fue propiedad del Estado venezolano.

“Siempre perteneció a una familia”, dijo la fuente, que además explicó que Cemex no ha recibido alguna notificación del Gobierno venezolano, lo que es visto como una señal positiva.

Analistas se mostraron optimistas, pero con ciertas reservas. “El hecho de que Cemex no haya comprado una compañía privatizada podría ayudar, pero es difícil anticipar lo que pasa por la mente del presidente Chávez”, dijo Carlos Peyrelongue, analista de Merrill Lynch.