Más de un millar de especies, entre vertebrados, invertebrados y plantas, han sido introducidas en las islas Galápagos, lo que afecta su biodiversidad.

Para frenar este problema hoy se oficializa la capitalización de un Fondo para Control de Especies Invasoras de Galápagos (FEIG), para realizar un control en forma permanente, que pasará a ser responsabilidad del Gobierno.

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En tres años unas  180.000 cabras fueron erradicadas de las islas Santiago e Isabela en el archipiélago de Galápagos.

Estos animales son parte de las 25 especies de vertebrados, 700  de plantas y 500  de invertebrados que han sido introducidas en Galápagos, muchas de las cuales afectan la biodiversidad  del archipiélago.

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La acción de especies invasoras fue uno de los motivos, según Ana Sancho, del Programa de Control de Especies invasoras, para que  el Archipiélago haya sido incluido en la lista de patrimonios en peligro.

En este contexto, hoy se oficializará la capitalización de un Fondo para Control de Especies Invasoras de Galápagos (FEIG), que busca mantener a perpetuidad la tarea del control de especies introducidas.

Esta labor estaba siendo ejecutada por el Programa de Control de Especies, pero al terminar su tiempo de duración (hasta finales de junio o diciembre) pasará a ser  responsabilidad  de las autoridades del Gobierno central y de las islas.

En este sentido, el  Proyecto de Control, el Ministerio de Ambiente, el Fondo de Ambiente y el  Programa de las Naciones Unidas para el  Desarrollo han ideado esta alternativa.

La idea es conseguir $ 15 millones de la comunidad internacional y nacional, a fin de que los rendimientos de  este fondo sirvan para proyectos debidamente respaldados. La iniciativa, única en el mundo según Sancho, se presentará esta noche en un acto especial.

El fondo ya cuenta con ocho millones de dólares, de los cuales el primer millón fue aporte del Gobierno nacional. Se conoció que también han aportado dos ONG internacionales.

Sancho recordó que  el proyecto, que se inició en el  2000, debió atender diversas áreas del problema, incluido el control en el continente, el monitoreo de  especies vegetales y animales, hasta la erradicación.

Por ejemplo, en el  2003 se inició un proceso de  erradicación de cabras, que son una de las especies más agresivas, pues acaban con el follaje que  es alimento para las tortugas.

Para ello, se recurrió desde  el “método de judas” (que consiste  en monitorear a un solo animal que llevará adonde está el resto), hasta la contratación de cazadores de Nueva Zelanda que intervienen a pie, con perros de caza y desde helicópteros.

Otras especies peligrosas  son burros y chanchos, que destruyen los huevos de tortugas.