Con mi perspectiva inspirada por el Cristo, veo mi mundo con visión espiritual, dando gracias por toda la creación. En oración y meditación, permito que las ideas divinas surjan en mi conciencia y den expresión a mi vida y mi mundo.

La vida, el amor y la abundancia son expresiones divinas del Cristo de mi ser que nunca me pueden ser negadas. Al experimentar la presencia crística, la vida, el amor y la abundancia resucitan en mí hoy.

Publicidad

–Lucas 24:5-6
“Y como tuvieron temor y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ‘¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado’”.