La retrospectiva pictórica de la fallecida artista esmeraldeña se presenta en la sala Multifuncional del MAAC.

El próximo 27 de julio se conmemoran los cien años del nacimiento de la fallecida pintora esmeraldeña Alba Calderón, quien estuvo casada con el escritor guayaquileño Enrique Gil Gilbert y, asimismo, perteneció al Partido Comunista y fue defensora de los derechos de la mujer.

El Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo acoge desde el pasado jueves, en la sala Multifuncional, un promedio de 50 trabajos de la artista, como homenaje al aniversario de su natalicio.

El crítico de arte Juan Castro y Velásquez sostiene que Calderón fue realmente una gran pintora, una mujer que despuntaba maravillosamente dentro de las artes plásticas. Además, fue una de las primera pintoras de la Costa.

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Indica que lo característico en su obra es ese apego al agro ecuatoriano, a las clases marginales. “En el caso de Alba no es que tuvo gran escuela pictórica, la consideraría una autodidacta, y su importancia radica en que sacrificó su vocación por su ideología de izquierda”.

El crítico de arte Juan Hadatty expresa en una cartilla que se entrega a los asistentes a la exposición que “una personalidad tan importante como la de Alba Calderón de Gil, cuya biografía más bien parece una novela, tiene varias facetas descollantes. Si me ponen a escoger, diré que destaca por igual como artista y como luchadora por la equidad de género”.

El escritor Fernando Cazón Vera asegura que unida con Enrique Gil Gilbert “en uno de esos casos de amores ejemplares, que provoca una mezcla de envidia y admiración, vale destacar que así como estuvieron juntos en la lucha revolucionaria, esa misma actividad política le restó a los dos la posibilidad de dejar para el futuro una obra vasta, aunque igual en ambos casos el gran valor de lo producido puede justificar la economía de lo expresado”.

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A través de los cuadros de la exposición uno es partícipe de un testimonio hecho con realismo, expresionismo, con convicción humanística y con sentido de posteridad, afirma.

El pintor y muralista Jorge Swett considera a Calderón “camarada, amiga, consejera, optimista, luchadora, maestra, artista”. Tuvo como profesora a la artista esmeraldeña, de quien recuerda que “nos enseñó de qué lado estaban ubicadas la realidad y la esperanza, la verdad y la farsa, el bien y el mal intelectual”.

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Fernando Gil, nieto de la pintora, señala que la rememora siempre bromista y “preocupada por estar elegante, se cuidaba su aspecto físico”. Añade que era “la abuelita que nos solapaba, con la cual jugábamos y nos divertíamos, también nos enseñó a dibujar”.

Veintisiete de las obras que integran la muestra del MAAC pertenecen a la colección que el Museo del Banco Central adquirió en el 2004 a Enrique Gil Calderón, hijo de la artista. Otras obras son de las colecciones de Gil Calderón, del crítico de arte Juan Hadatty y de Cecilia Hasing.

Alba Calderón

TRAYECTORIA
Se unió al movimiento de su generación, el Realismo Social. Pintó a la  gente del pueblo y del campo ecuatoriano. Recibió reconocimientos y homenajes dentro y fuera de Ecuador. Formó parte de la Sociedad para las Bellas Artes Allere Flammam y luego creó con otros compañeros la Sociedad  de Artistas y Escritores Independientes. Perteneció  al Partido Comunista del Ecuador y fue miembro de su Comité Central.

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