La obra    de Giuseppe Verdi se montó en Quito en el Teatro Nacional Sucre, con artistas coreanos y ecuatorianos.

El montaje de la ópera  La Traviata en el Teatro Nacional Sucre, de Quito,  tuvo momentos cautivantes gracias a la entrega de la soprano coreana Soo Jin Moon, quien logró conquistar al público con sus registros vocales limpios y su caracterización del papel protagónico de Violeta Valéry.

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La obra del compositor italiano de mediados del siglo XIX, Giuseppe Verdi, tiene  una elevada carga psicológica de sus protagonistas, por lo que el valor dramático es impresionante y si el montaje no funciona, la ópera pierde fuerza, lo que no sucedió en la segunda fecha de las tres funciones programadas en el Teatro Sucre.

Gracias a la embajada de Corea, esta obra pudo contar con la participación de tres cantantes líricos, Soo Jin Moon (en el protagónico de Violeta Valéry), el tenor Jae Wook Lee (como Alfredo Gernont) y el barítono Gi-Hong Ju (en el rol de Giorgio Germont).

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La trama de la ópera, basada en la novela de Alejandro Dumas,  La dama de las Camelias,  refiere el amor de Alfredo y Violeta, una cortesana conocida por su vida azarosa (de ahí el nombre de la obra,  La Traviata  o  La Perdida), que se ve truncado cuando el padre de Alfredo le pide a Violeta que se separe de él porque la honra de la familia está en juego.

La obra está dividida en cuatro actos, aunque a veces el tercero suele considerarse una continuación del  segundo. El primero tiene muchas notas alegres, además, uno de los movimientos es muy famoso gracias a la preferencia del ya desaparecido tenor Luciano Pavarotti, quien solía interpretarlo en sus recitales como solista en sus presentaciones alrededor del mundo.

El momento más importante se halla en el segundo acto, cuando Violeta acepta separarse de Alfredo, es tan fuerte que el duelo entre la soprano y el barítono si no es bien llevado, puede ser monótono. En la presentación del miércoles pasado, eso estuvo por ocurrir, pero la versatilidad de la soprano elevó el momento y el telón se cerró con aplausos del público.

El tercer acto contó con una impresionante puesta en escena de una fiesta divertida, con más de 20 artistas en el escenario. Allí, Violeta y Alfredo se encuentran accidentalmente y él la deshonra frente a sus amigos, lanzándole dinero. El aspecto alegórico de la escena resultó muy vistoso.

El acto final de la obra ocurre varios años después cuando Violeta, aquejada por una enfermedad, recibe la visita de Alfredo y del padre de este, quien le pide  perdón ahora que sabe el sacrificio que hizo en bien de Alfredo y su familia. Finalmente, Violeta muere en brazos de Alfredo.
Ese último esfuerzo actoral de la soprano Soo Jin Moon fue definitivo para que el público le regalara sus aplausos y ovaciones bien merecidas.

COLABORACIÓN
Fueron acertadas las intervenciones de los artistas de la Compañía Lírica Nacional, del Coro Mixto Ciudad de Quito y de la Compañía Nacional de  Danza.